El búlgaro Veselin Topalov miró con detenimiento, por última vez, la posición del tablero. Estaba irremediablemente perdido; pero, sin dudas, era difícil aceptar que el sueño de la corona mundial desaparecía. Desvió la mirada unos segundos y extendió la mano derecha que fue apretada con rapidez por su oponente. Luego ambos contendientes debatieron durante algunos minutos detalles de la última partida hasta que llegó el prolongado y añorado aplauso: el mundo reverenciaba a su campeón, el indio Viswanathan Anand.
Las comparaciones llevan siempre una alta carga de subjetividad; aunque es probable que muchos concuerden en considerar al match de Anand y Topalov como el más espectacular de las últimas dos décadas. Quizás desde que Garry Kasparov y Anatoly Karpov se enfrentaron en Sevilla, en 1987, no se había vivido un duelo tan interesante por el título. Es cierto que en 2006 el búlgaro y Vladimir Kramnik concluyeron las 12 partidas con un empate a seis puntos; sin embargo, la calidad de aquellos enfrentamientos fue inferior a la de 2010.
Topalov y Anand lo entregaron todo y por eso no sorprendió que luego del apretón de manos final, el indio no mostrara una gran alegría, al menos externa. De seguro estaba agotado y tenía muchas razones para sentirse así: varios encuentros sobrepasaron las seis horas de duración—inolvidable el noveno—y el promedio de jugadas fue de 56.
Antes de que se moviera la primera pieza, el retador había anunciado que no solicitaría las tablas y que solo aceptaría la división del punto a través de la triple repetición de jugadas. Anand no estuvo de acuerdo; pero si se analiza el desarrollo del match, pues es fácil concluir que los empates se firmaron cuando ya no quedaban nada más por hacer en el tablero.
El match fue muy variado: hubo grandes combinaciones, entregas de piezas, apuros de tiempo, persistencia de una apertura (Catalana) y defensa (Eslava) y finales muy complicados que pudieran convertirse en material de estudio para los practicantes del juego ciencia.
Tampoco faltaron momentos espectaculares: Topalov abrió el match con una brillante combinación que destrozó en apenas 30 movimientos—la partida más corta—la preparación de Anand; aunque el indio fue el último en sonreír, porque tuvo mayor resistencia y al retador le fallaron los nervios en el duodécimo encuentro.
UNA PARTIDA HISTÓRICA
Toda la atención del mundo ajedrecístico se centró en esta partida, quizás la más seguida de los últimos tiempos. La ventaja supuestamente era para el búlgaro quien llevaba las blancas y no era un secreto que las cuatro decisiones previas en el match favorecieron al conductor de las piezas de ese color. Anand sabía esto, así que eligió dentro del Gámbito de dama declinado, la variante Lasker, una defensa muy sólida, poco riesgosa; aunque no inofensiva.
Topalov fue fiel a sus declaraciones iniciales hasta el final. Incluso con los múltiples cambios de piezas, el retador mantuvo complicada la posición, siempre en la búsqueda del triunfo; mientras, el campeón fue mejorando poco a poco y un empate no hubiera sido un mal resultado para él, ya que es un gran experto en las partidas rápidas. El búlgaro siguió presionando; pero cometió un grave error en la jugada 32, al aceptar el peón en la casilla e4.
El monarca aprovechó de inmediato la pifia de Topalov. ¿Le fallaron los nervios? ¿Forzó demasiado? En realidad tenía tiempo suficiente en el reloj; aunque después de tomar con su peón en e4, fue solo cuestión de pocos minutos para que Anand armara un plan ganador. El alfil negro que dominaba la gran diagonal a8-h1 se combinó con la dama y la torre para encerrar al rey de Topalov en una red con varias opciones de jaque mate. El retador se vio obligado a entregar su dama y el final de torre y caballo contra dama resultó muy sencillo para el indio.
LOS CUATRO PASOS DE UN CAMPEÓN
Viswanathan Anand ha sobrepasado varias barreras. A sus 40 años el indio, que vive hace muchísimo tiempo en España, volvió a demostrar que es el mejor del mundo. Su mensaje ha quedado claro: no es una cuestión de edad, sino de talento y preparación; tampoco lo asustan los matches como pensaron algunos, luego de su éxito en el torneo de 2007.
Anand ha atravesado exitosamente por la mayoría de los formatos con los que se ha disputado el título mundial de ajedrez. En 2000 fue reconocido como campeón de la Federación internacional, al vencer en el match decisivo a Alexei Shirov en Teherán, Irán. Ese evento se jugó por el sistema KO, es decir, matches cortos. Siete años más tarde, en 2007, el indio ganó el torneo efectuado en México, reconocido como campeonato del mundo y que contó con la participación de ocho ajedrecistas.
En 2008, en la ciudad germana de Bonn, Anand venció inobjetablemente a Vladimir Kramnik en un match que despejó todas las dudas sobre la capacidad del indio para triunfar con este sistema de competencia.
No obstante los brillantes triunfos y la excepcional carrera de Vishy Anand, muchos consideran que el prodigio noruego Magnus Carlsen es el mejor jugador de la actualidad. Probablemente esto no le importe mucho al indio. Mientras otros debaten sobre cuentas matemáticas, el coeficiente ELO y posiciones en el ranking, él juega el ajedrez más completo y por eso todos deben reverenciarlo. El monarca ha vencido en la casa de su brillante retador y ya celebra la continuación de su reinado.
Publicado en Cubahora
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