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Fútbol violento: entre cruces colgadas e invasiones del campo

Los ultras parecen estar por todas partes. No les importa el fútbol, tampoco en realidad apoyan a su equipo o a un jugador específico. En sus mentes retorcidas el hecho de molestar a un rival en el hotel, colgar cruces en el campo de entrenamiento o invadir un terreno para golpear a los atletas los hace sentir bien. Si no fuera tan dramático escribiría que dan pena; pero las acciones son tan reales que necesitan una respuesta contundente, más allá de fijar enormes multas a los clubes. Como si con esto se resolvieran los problemas…

Cuatro hechos, en apenas una semana, demuestran que asistir a un partido de fútbol puede llegar a convertirse en un grave problema. Los ultras del PSG hicieron hasta lo imposible por molestar a los jugadores del Real Madrid. ¿En serio creían que los ruidos en las afueras del hotel, para impedir el sueño de los “merengues”, incidirían en el resultado en el Parque de los Príncipes?  ¿Y las bengalas en medio del partido? La UEFA abrió un expediente contra el PSG y, de seguro, nadie podrá evitar la sanción; pero, una vez que esta se cumpla, ¿qué impedirá el retorno de los que consideran que encender bengalas “ayuda” al equipo?

En Francia la presencia de los ultras debería preocupar y ocupar a las autoridades de ese país. En el estadio Pierre Mauroy, tras el encuentro Lille-Montpellier, los ultras del Lille invadieron el césped, con la idea de agredir a los jugadores de su equipo, que marcha penúltimo en la liga francesa. Los guardias de seguridad evitaron males mayores, pero varios de los ultras al menos alcanzaron a empujar a los futbolistas.

Esto de bajar a golpear a los jugadores parece una “moda”. En la Liga Premier le acaba de ocurrir al West Ham United. En el partido contra el Burnley, en el estadio Olímpico de Londres, los ultras invadieron al terreno, dispuestos a desahogar con patadas y piñazos su frustración tras otra derrota del club. El primer altercado llegó en el minuto 66, cuando el Burnley se adelantó en el marcador. Entonces, los ultras saltaron al terreno, listos para atacar al primero que se interpusiera en su camino. Mark Noble, capitán de los ‘Hammers’, llegó a empujar a uno de los ultras. Cuatro minutos más tarde, el Burnley amplió la diferencia y, ante esto, los ultras volvieron a entrar al campo e incluso uno se las ingenió para arrancar uno de los banderines de córner y lo plantó en el centro del campo. Ahí no terminó el problema, pues con el tercer gol, los ultras perdieron lo poco que les quedaba de “paciencia” y nuevamente saltaron al campo, para, ya sabemos, golpear. Uno de sus blancos parece que era el portero Joe Hart. Y dicen que los estadios de la Premier League son los “más seguros del mundo”…

Los ultras también se hicieron sentir en Hamburgo. El club de esa ciudad germana es el único que nunca ha descendido a la segunda división; pero esa racha podría quedar rota esta temporada. Después de perder por goleada 6-0 ante el líder Bayern de Múnich, los ultras decidieron que era hora de enviar un mensaje bien claro y lo hicieron en el lenguaje que más dominan: colgaron once cruces en el campo de entrenamiento del club, acompañadas de un cartel: «¡Ha llegado su hora! ¡No podrán escapar!»…Es como si vivieran en la época del Tercer Reich, aunque no dudo que a muchos de ellos les encantaría volver a ese olvidable período.

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