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Víctor Mesa, el retorno del rey sin corona

Víctor Mesa, el pelotero-director más polémico de la pelota cubana (un título que justamente le quitó al Lázaro Vargas contestón de los años ochenta) regresa a los dogouts de la Serie Nacional.

Su designación al frente de Industriales, la selección más querida-odiada del país, ha resultado (no podía ser de otra forma) polémica; pero creo que, si miramos la fotografía completa, el retorno del número 32 a los terrenos le hará bien a un evento que despierta cada vez más bostezos y que extrañará, en su edición 57, no solo a los peloteros que brillan (o tratan) en Grandes Ligas, sino también a los que juegan en Japón y a los que estarán en la Liga Can-Am.

La designación de VM 32 al frente de Industriales tardó más de lo esperado. Después de la salida de Javier Méndez, el principal candidato al puesto era Guillermo Carmona; pero entonces comenzó a sonar con fuerza el interés del 32 por dirigir a los Azules. Ahí saltaron las alarmas y los defensores de la teoría de la conspiración empezaron a tejar telarañas sobre los movimientos de Mesa quien hasta el último momento, cuando oficializaron su nombramiento, se mantuvo diciendo que «no sabía nada del tema». No tenemos que creerle; pero, en realidad, si el 32 quería dirigir, ¿cuál es el problema con que haya mostrado su interés, ante todas las instancias? Eso sucede en todo el mundo y, afrontémoslo, al colocar sobre una mesa el currículo de Mesa y Carmona, incluso sin títulos nacionales como director en su CV, el mejor jardinero central del béisbol cubano gana por KO.

Entonces, en lugar de cargar contra el 32, me parece que habría que aplaudir su deseo de mantenerse en activo, en las Series Nacionales; mientras otros optan (lo cual me parece muy legítimo también, por supuesto) en «pasar con ficha» o dirigir equipos de ligas intrascendentes, pero en las que cobran muchísimo más que en Cuba.

Mesa fue mi pelotero favorito. Lo admiré de niño, visité su casa, cuando todavía vivía cerca de El Condado, en Santa Clara y todavía guardo una pelota con su firma. Al mismo tiempo, el Mr. Hyde que vive dentro lo ha llevado a insultar o menospreciar a varios colegas, ha cometido muchísimas tonterías sobre el terreno (algunas muy graves), ha sido expulsado, multado, suspendido. No pocos peloteros agradecen al «profe» su ayuda, otros lo detestan, por las malas formas y arbitrariedades cometidas. El fin (ganar juegos de pelota) no justifica los medios para conseguirlo.

Los «contras» en la designación de VM32 al frente de Industriales son evidentes; también los «pros». ¿Cuáles pesarán más al final?

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