
Después de más de dos décadas, la Copa Mundial de la FIDE retornará al país con más jugadores dentro del Top 10. Entre el 30 de octubre y el 27 de noviembre, Goa, situada en la costa oeste de la India, recibirá a 206 jugadores para un torneo que lo tiene todo: dinero (2 millones de dólares en premios), tensión y el pase directo al Torneo de Candidatos 2026.
No hay red de seguridad. Cada duelo es a cara o cruz: dos partidas clásicas para decidir. Si no hay ganador, llegan las rápidas; si el empate persiste, el blitz dicta sentencia. Al igual que en ediciones precedentes, los 50 primeros del ranking pueden respirar una ronda más tranquilos gracias a un bye automático, pero el resto, del 51 al 206, se lanzan desde el inicio a un formato que empareja la mitad alta contra la mitad baja. Eso significa que desde el primer día hay posibilidades reales de ver caer a nombres reconocidos frente a rivales menos mediáticos.
El botín más valioso no son los dólares, sino las tres plazas para el Torneo de Candidatos 2026. Cada movimiento está atravesado por ese objetivo: seguir en pie en la lucha por el título mundial. Para muchos, es la única vía de acceso. Y la presión de un “win-or-go-home” aumenta el dramatismo.
En el listado de participantes sobresale Gukesh y aparece Magnus Carlsen. Pero todos sabemos que el noruego no jugará en esta edición (ganó la de 2023, en Bakú), porque su presencia en torneos de partidas clásicas es cada vez más limitada y tampoco mantiene las mejores relaciones con la FIDE. En Goa jugará el GM cubano Dylan Berdayes y también estarán Leinier Domínguez (EE.UU.) y Roberto García Pantoja (Colombia).
El caso de Gukesh es especial. Como campeón mundial, no pelea por las plazas a los Candidatos, pero su presencia altera el tablero: puede dejar rivales sin opciones, subir o bajar Elo y, de paso, añadir morbo al espectáculo.

India no solo presta la sede, también inunda el listado con 21 representantes. Es el reflejo de un boom sin precedentes: un campeón mundial local, equipos que ganaron en las Olimpiadas y jóvenes prodigios que irrumpen en la escena internacional.
La última vez que India organizó la Copa del Mundo fue en 2002, en Hyderabad. Aquella edición terminó con Anand levantando el trofeo. Veintitrés años después, el país espera repetir la gloria, ahora con un escenario diferente: Goa, un lugar más asociado al turismo que al ajedrez, pero que promete darle color y visibilidad global.
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