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Vladimir Kramnik vs. José Martínez, el “Choque de reclamos” en el ajedrez

El Gran Maestro peruano José Martínez Alcántara venció 14.5 – 11.5 al excampeón mundial Vladimir Kramnik, en el «Choque de reclamos», un match que, durante tres días, atrajo la atención de gran parte del universo ajedrecístico.

En el duelo, celebrado en el casino Gran Vía, en Madrid,  hubo de todo un poco y terminó, como no podía ser de otra forma, con polémica. Creo que Martínez Alcántara fue el gran ganador, no solo porque terminó por delante en el marcador, sino porque demostró, aunque Kramnik de seguro no lo reconocerá, que sus resultados no son un fraude. Fue la mejor forma de destruir los argumentos de un gran jugador que, lamentablemente, ha dedicado parte de su último año a lanzar acusaciones estériles sobre supuestos fraudes online, cometidos por jugadores que van desde Hikaru Nakamura hasta Martínez Alcántara.

Los problemas afrontados en la plataforma de juego de Chess.com  molestaron a Kramnik -con razón- y también servirán de argumento para que este intensifique su cruzada personal contra esa empresa. En el primer día, el tiempo en el reloj de Kramnik tuvo alteraciones. El ruso protestó vehentemente y declaró que no jugaría en esa plataforma. El problema es que, por contrato, no existía la opción de moverse hacia Lichess (que cuenta con una zona de juego muchísimo mejor que la de Chess.com). Aquí medió Gotham Chess quien salvó el match con el análisis de informáticos que mostraron que la laptop nueva de Kramnik (la exigencia más absurda del ruso) no había sincronizado con los servidores de Chess.com. A regañadientes, Kramnik aceptó continuar el match.

El segundo gran lío con la plataforma no tuvo solución. Ya con el match decidido, en la penúltima partida, la jugada realizada por Martínez Alcántara no apareció en el tablero de Kramnik. Ahí ardió Troya. El ruso, que buscaba un mínimo resquicio para dejar salir su frustración, montó en cólera y abandonó el salón de juego. El error en Chess.como fue real y dejó muy mal parada a la plataforma. Punto para Kramnik, cuyo blog fue vetado de Chess.com por decirle algunas verdades incómodas a esa empresa.

1er día – Con polémica incluida

2do día – Todo sobre el tablero

3er día, Martínez Alcántara supera a Kramnik en las partidas online y la plataforma de Chess.com vuelve a fallar

Acusaciones sin pruebas contundentes

En su afán por erradicar las trampas, Kramnik ha señalado públicamente a varios Grandes Maestros, incluyendo al joven talento peruano (que ahora juega por México) José Martínez Alcántara. Para esto se basó, alega, en sus «sospechosas» estadísticas en línea. Incluso llegó al extremo de abandonar su partida contra Martínez, en el segundo movimiento, durante un Titled Tuesday, en Chess.com.

Si bien las estadísticas pueden ser un indicador, no constituyen pruebas concluyentes de trampa. Al hacer acusaciones sin evidencia contundente, Kramnik corre el riesgo de dañar injustamente la reputación y la carrera de jugadores que simplemente están demostrando su talento.

Una imagen empañada

Mientras algunos ven la «cruzada» de Kramnik como una defensa de la integridad del ajedrez, otros lo critican por sus acusaciones sin fundamento. Esto desvía la atención del verdadero propósito del juego y afecta negativamente a la comunidad ajedrecística.

La imagen del excampeón mundial, anteriormente elogiada por Garry Kasparov por su enfoque pragmático, se ha visto empañada por sus controversiales acusaciones. Incluso ha llegado al punto de exigir públicamente a Chess.com que investigue a Hikaru Nakamura.

Un dilema ético y legal sin resolver

Sin duda, el tema de las trampas en el ajedrez, especialmente en línea, es un dilema ético y legal sin resolver. No está claro cuándo se puede castigar a un jugador sin pruebas contundentes, y algunas personas inocentes han sido injustamente castigadas por sospechas.

Aunque el «Choque de reclamos» entre Kramnik y Martínez promete ser un evento intenso, su verdadero impacto podría ser manchar aún más la imagen de una leyenda del ajedrez que, en su cruzada contra las trampas, parece haber perdido el rumbo.

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