Leinier Domínguez sabía que solo una victoria sobre el argentino Federico Pérez Ponsa (2563) lo mantendría con vida en la Copa Mundial de ajedrez, que se celebra en Bakú. Para lograrla, el cubano estaba dispuesto a todo y eso realmente lo demostró, porque presionó una y otra vez a su enconado oponente, de solo 21 años, quien no pudo resistir la presión y, tras más de seis horas de juego, cometió varios errores y perdió el cotejo.
Con blancas, Leinier nunca estuvo cómodo en la partida. El argentino equilibró la posición y llegó a un final de torre y alfil para cada uno, con peón de ventaja. Un simple empate era suficiente para clasificar; pero…en el movimiento 35 equivocó el plan, al llevar el rey a e7. Rápidamente, Leinier respondió con Re1 y con esto el alfil negro quedó encerrado. Entonces el sudamericano tuvo que entregar el alfil por el peón de g4. La posición del cubano “cobró” vida; aunque en realidad lucía difícil convertir la diferencia material en un triunfo.
Quizás en otro torneo o momento, este duelo hubiera concluido en tablas, pero Leinier forzó al máximo, hasta que, en la jugada 114, Ponsa calculó mal y llevó la torre a b3. La respuesta fue sencilla: el rey blanco tomó el peón en f6; luego vino la pifia final: g3. El rey negro quedó encerrado en h6.
Con esta victoria, Leinier equilibró el match que se decidirá en las partidas rápidas. Ambos estarán de seguro muy agotados tras el maratón de 119 movimientos. Veremos quién maneja mejor la presión.
Otros dos cubanos decidirán su suerte en las partidas rápidas: Lázaro Bruzón volvió a igualar ante el indio Santosh Gujrathi Vidit en apenas 15 movimientos; mientras, Yuniesky Quesada mantuvo la iniciativa frente al ruso Ernesto Inarkiev, pero no había manera de ganar ese final de dos torres, alfil y siete peones para cada jugador.
Como se esperaba, Isán Ortiz y Ermes Espinosa regresarán a casa. El holguinero condujo las blancas y se despidió con tablas frente al francés Maxime Vachier-Lagrave, en 32 jugadas de una defensa Siciliana. Por último, Ermes Espinosa se defendió como pudo ante el ataque de las negras, conducidas por el ruso Sergey Karjakin. En el movimiento 37, el villaclareño cometió un burdo error (g3) y, a partir de allí, todo fue muy fácil para su oponente.
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