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Martín Saura y la dirección de un equipo

Si hay un puesto en Cuba que siempre suscita polémicas es el de director de un equipo nacional de béisbol. Para muchos hombres este ha sido el sueño de su vida; otros han huido de él, quizás porque saben que la ingratitud humana, en muchas ocasiones, pesa más. A la persona que recibe la nada fácil tarea de dirigir a 24 jugadores se le exigirá solo una cosa: ganar. Nada más. No importa que el equipo haya lucido bien o que los rivales— ¡al fin lo reconocemos!—sean mejores. El manager tiene que ganar o sencillamente arderá en la hoguera de la opinión pública deportiva cubana que suele ser, en estos casos, muy abierta.

En la larga historia de participaciones cubanas en los más diversos torneos internacionales, han sobresalido varios nombres. En primer lugar Serbio Tulio Borges quien dirigió a la selección nacional en múltiples campeonatos mundiales; también Jorge Fuentes, campeón olímpico en Barcelona y Atlanta. En la lista entraría Higinio Vélez, tal vez con resultados menores, pero hay que reconocer que el santiaguero tuvo que dirigir en la etapa de los profesionales y no frente a estudiantes universitarios. Higinio estuvo al frente del primer Clásico Mundial, en 2006 y allí se recuerda su discusión-expulsión en el decisivo partido ante Puerto Rico; aunque, en realidad, el hombre que comandó a la más impresionante maquinaria ofensiva en la Serie Nacional (Santiago de Cuba, 1999-2001) tomó decisiones acertadas en ese Clásico. No puede decirse lo mismo de la segunda versión, en 2009.

Después de 2004, el puesto de director del equipo Cuba ha provocado encendidas polémicas. Si antes asumíamos que Borges o Fuentes estarían al frente, eso no ha vuelto a suceder y luego de cada Serie Nacional, una de las primeras preguntas que se ha hecho el fanático cubano es ¿quién dirigirá? Sí, porque las nóminas no han variado mucho—de acuerdo, me dirán, han cambiado, pero no por razones de bajo rendimiento—; sin embargo, ningún manager ha sido capaz de mantener su puesto de trabajo por mucho tiempo.

Rey Vicente Anglada ganó tres campeonatos con Industriales y esto lo llevó al tan ansiado puesto. Ganó la Copa Intercontinental de 2006, en Taipei; pero perdió el Mundial de 2007, así que fue “despedido”. Entonces llegó el turno de Antonio Pacheco quien había obtenido excelentes resultados con Santiago de Cuba. Al estelar segunda base las cosas no le salieron bien antes de la Olimpiada de Beijing 2008. Primero por la selección del equipo, en la que dejó fuera al dúo Yosvany Peraza-Yuniesky Maya; luego por la forma en que movió la alineación y el prolongado descanso que le dio a Alexander Mayeta; más tarde, el inolvidable final del noveno inning, en la discusión del título olímpico, cuando permitió que Yuliesky Gourriel—en pésima forma deportiva—bateara con las bases llenas ante un lanzador cuasi-submarino. En fin, la afición no perdonó al “capitán de capitanes” y le dijo adiós por la puerta de atrás. Vuelvo a la idea inicial: pesó más la ingratitud que su brillante carrera deportiva.

Luego llegó el turno de otro campeón nacional, Esteban Lombillo quien duró menos de un año, pues Cuba cayó frente a Estados Unidos en la final del Mundial de 2009 y ya sabemos que si existe algo peor que la derrota, es ceder ante el archirrival desde todos los puntos de vista. Lombillo también fue “cesado”.

Entonces, los que seguíamos al béisbol estábamos ante una disyuntiva: ¿quién sería el manager para el pre-mundial, pre-panamericano en Puerto Rico? Nunca pensé que le dieran el puesto a Germán Mesa, el director campeón nacional. El triunfo de Industriales fue espectacular, pero la dirección del brillante torpedero dejó muchísimo que desear. Así que por decantación nos quedaba el doctor Eduardo Martín Saura, titular nacional en 1983 y quien condujo a Villa Clara a dos finales nacionales consecutivas en 2009 y 2010.

Martín Saura ganó el Mundial Universitario, celebrado en Japón. El evento tuvo un pobrísimo nivel y la selección universitaria norteamericana estuvo muy cerca de derrotar una vez más a Cuba; además, el manager permitió que su lanzador abridor, Miguel Alfredo González, llegara hasta el ¡décimo capítulo! cuando se veía claramente que estaba agotado. Con todo esto quiero decir que no creo que haya tomado las mejores decisiones; pero en el panorama actual, ¿queda alguien mejor? Revisemos la lista: ¿Víctor Mesa? No le funcionaron las cosas en México; ¿Germán Mesa? Inexperto por completo; ¿Rey Vicente Anglada? No luce muy interesado; ¿Antonio Pacheco? No sé si después de los malos ratos de Beijing tenga algún deseo de retomar la posición.
Así que nos queda el doctor Martín Saura. Este experimentadísimo hombre sabe mucho de béisbol. No por intuición, sino porque lo ha vivido durante décadas y eso es siempre muy valioso. Me parece que es la mejor opción; pero él tiene que saber que en Puerto Rico—si finalmente Cuba asiste, lo cual no es seguro—solo tendrá una opción y esa presión no todos saben llevarla.

1 comentario

  • armando pino

    UN COMENTARIO MUY BUENO Y ACERTADO ,LO UNICO QUE NO COMPARTO Y PONGO EN DUDA ES LA «»CALIDAD»» COMO DIRECTOR DE HIGINIO VELEZ ,SANTIAGO DE CUBA GANABA POR LA TREMENDA CALIDAD DE SUS JUGAODRES ,CUANDO DIRIGIO LOS EQUIPOS NACIONALES ,SE VEIA SIEMPE ESCONDIDO ,DEMASIADO NERVIOSO E INSEGURO EN LA TOMA DE DE DECISIONES ,TODO ESTO ESO TRASMITE INSEGURIDAD A LOS JUGADORES ,ADEMAS DESPUES DE LA CRITICA BIEN HECHA QUE LE HIZO FIDEL EN SUS REFLEXIONES ,TENIA QUE RETIRARSE DEL BEISBOL ,QUE HICIERON ??? LO PREMIARON COMO COMISIONADO ,POR ESO ES UE NUESTRO BEISBOL SE ENCUENTRA EN ESE LIMBO ,YA NO TENEMOS DIRECTORES DE EQUIPO ,CLARO ESTA SI EL QUE DIRIGE EL BEISBOL ES UN INCAPAZ….
    GRACIAS

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