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Una habitación de guerra para el béisbol

Las repeticiones en el béisbol ¿llegaron para quedarse?
Las repeticiones en el béisbol ¿llegaron para quedarse?

Después de una larga espera y fuertes controversias detrás de la decisión, las Grandes Ligas norteamericanas incorporaron las repeticiones televisivas a todos sus partidos y a partir de ahora los árbitros tendrán una segunda oportunidad para determinar, a través del vídeo, si un cuadrangular pasó por zona buena o si una pelota chocó contra la cerca antes de abandonar el estadio.

 

No fue una tarea fácil llegar al acuerdo que incluyó al béisbol en la lista de deportes que han introducido el uso de las nuevas tecnologías en sus reglas; pero finalmente todas las partes involucradas en el tema, entre ellas el Sindicato de jugadores de las Mayores y el de árbitros, dejaron a un lado sus reticencias y dieron paso al histórico cambio.

 Desde 1991 la idea ha estado dando vueltas. En aquella fecha, los gerentes generales de los equipos votaron en contra 27-1; siete años más tarde, con la incorporación de las últimas franquicias—los Diamondbacks de Arizona y los Tampa Bay Devil’s Rays—el conteo se amplió a 29-1; luego pasó a un empate a 15 votos hasta llegar al decisivo 25-5 en favor del uso de la repetición.

 

Las razones del cambio son diversas. En la actual temporada de las Mayores se han producido algunas jugadas muy polémicas, relacionadas con jonrones, en partidos transmitidos a todo el país. Las continuas repeticiones probaron el error de apreciación y, por tanto, dañaron la credibilidad de los jueces. Además, el empleo de la tecnología ha dado buenos resultados en otras modalidades, como el fútbol americano, donde los directores pueden obligar a la repetición en dos oportunidades; en el baloncesto el vídeo muestra si una pelota estaba en el aire en los últimos instantes de los períodos de juego y en el tenis el sistema Hawk-eye permite apreciar el lugar exacto donde picó la bola.

 

La nueva regla del béisbol es sencilla. Los árbitros se apoyarán en las repeticiones televisivas ante dos situaciones: para determinar si un jonrón pasó por la zona válida del estadio o fue foul y para aclarar si la pelota chocó contra la cerca o realmente la sobrepasó.

 

Hasta hace poco, en dilemas similares, los árbitros se reunían, intercambiaban criterios y emitían el veredicto.  Ahora se mantiene el mismo mecanismo, solo que de persistir la duda, el jefe de los oficiales tiene habilitada una línea telefónica en el estadio que lo pone en contacto con la llamada “habitación de guerra”. Este sitio, bautizado con un nombre poco agradable, se encuentra en Nueva York y allí se reciben las señales de cada uno de los desafíos.

 

En la “habitación de guerra” estarán siempre de guardia un técnico y un experimentado árbitro. Al llegar la petición, entonces el técnico envía los diferentes ángulos de la transmisión televisiva, los cuales serán visibles únicamente a los oficiales del partido, nunca al público. Los cuatro árbitros revisarán el vídeo y darán a conocer su decisión. La revocación del dictamen original solo se realizará cuando exista una «evidencia clara y convincente». Ningún director puede discutir el veredicto o sería expulsado. Los juegos también incluirán una fuente televisiva de los dos equipos para evitar las manipulaciones.

 

La regla ha sido bien acogida; aunque no pocos señalan las debilidades que todavía persisten en ella. Entre los principales puntos a favor de las repeticiones instantáneas se encuentra el acortamiento del margen de error de los árbitros en este tipo de jugadas. Es cierto que “el error es parte del juego” y lo ha sido por más de un siglo; pero si las pifias se pudieran reducir, ganaría el espectáculo. 

 

Parece una contradicción; sin embargo, la medida podría reducir el tiempo de los partidos porque el manager estaría imposibilitado de descargar durante varios minutos—muchos más de los que durará la revisión— toda su furia e impotencia frente a los fanáticos en el estadio y los televidentes.

 

Los que no están convencidos con el empleo del vídeo en el béisbol argumentan que la tecnología no llega por igual—en realidad el acceso es muy desigual, incluso en los Estados Unidos, donde no todos los estadios ni cadenas poseen los mismos recursos. Ni hablar del resto del mundo. En Cuba el número de transmisiones televisivas beisboleras ha aumentado notablemente en los últimos años; pero falta mucho hasta lograr que cada partido cuente con una señal propia, por lo que la reglamentación de la MLB no tendría mucho sentido aquí; aunque tampoco se debería ignorar porque la Federación Internacional, mediante su presidente, el norteamericano Harvey Schiller, quien ya cambió las reglas en los extrainnings,  pudiera considerar la inclusión de las repeticiones en las principales competencias, como Mundiales o Copas Intercontinentales.

 

Otra de las grandes preocupaciones de las repeticiones está relacionada con la posible distribución de los corredores si un batazo declarado jonrón, luego fuera convertido en un doble. ¿Hasta dónde avanzarían los jugadores en las bases? ¿Se consideraría un doble por regla, a pesar de que la bola no abandonó la instalación?

 

El Comisionado de MLB, Bud Selig, ha reiterado en múltiples ocasiones que las repeticiones se limitarán a las jugadas donde se ponga en duda un jonrón; pero el multimillonario ejecutivo parece olvidar que otros deportes han variado, con una gran rapidez, los reglamentos, con tal de complacer a la televisión. Así que no deberíamos asombrarnos si en un futuro, quizás no tan lejano como algunos presagian, el vídeo alcanza un mayor protagonismo en el juego y desde una “habitación de guerra”, a miles de kilómetros de distancia de los estadios, dos hombres, respaldados por las más modernas tecnologías, ayudan a revertir una jugada de apreciación.

 

Publicado en el portal Cubasí

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