El DT Ernesto Valverde confesó que Andrés “el Mago” Iniesta le había asegurado, un mes y medio atrás, mucho antes de que el Barcelona cayera eliminado sorpresivamente en cuartos de final ante la Roma y de que llegara el doblete en la Copa del Rey y la Liga, que esta sería su última temporada en el Camp Nou.
El capitán culé había firmado un contrato de por vida con el Can Barca; pero llegaron dos ofertas que “no podía rechazar”: una del Chonquing Dandgai Lifan, de China, de 81 millones de euros garantizados, por tres años, más otros incentivos económicos y otra del Vissel Kobe, propiedad de Hiroshi Mikitani, CEO de Rakuten, por 75 millones de euros, también por tres años. Quizás en un principio muchos pensamos que el destino de Iniesta sería el país más poblado del mundo; pero el club chino reconoció que no podía pagar tanto y esto dejó el camino abierto para que el “Mago” continuara su carrera en Japón.
A sus 34 años, y con 32 títulos en su colección, Iniesta probablemente haya puesto sobre la mesa los “pros” y “cons” de cambiar Cataluña por Japón. Los “pros” ganaron, sin muchos problemas, la “batalla”.
Estas son algunas certezas:
– Su lugar entre los jugadores más grandes de todos los tiempos (¿el mejor de España?) está garantizado. Ha ganado todos los títulos posibles, con la selección nacional (por favor, olvidémonos de la Copa Confederaciones) y a nivel de clubes.
– El talento es innegable, la capacidad creadora sigue allí, pero el tiempo no pasa por gusto y las exigencias en el Barca son enormes.
– Las lesiones han seguido golpeándolo y su cuerpo cada vez tarda más en recuperarse.
– El contrato en Japón triplica el salario actual en el Barcelona.
– Después de que concluya el contrato en Japón y a partir de su rendimiento es probable que lleguen otras opciones, todavía menos exigentes pero igualmente muy llamativas desde el punto de vista económico, quizás en Catar, donde su amigo Xavi Hernández sigue ampliando su cuenta bancaria.
Entonces, no había lugar a las dudas. Iniesta prefirió dejar el Can Barca en el momento más apropiado. Se va por la puerta grande, a ganar en grande. Extrañaremos su magia.