Anand, Carlsen o Aronian. Cualquier de estos tres jugadores, que ocupan las tres primeras posiciones del ranking mundial de ajedrez, parecía tener las mayores opciones de ganar el torneo de Wijk aan Zee, categoría XVIII, con un ELO promedio de 2740 puntos; sin embargo, la realidad frente al tablero fue diferente y el estadounidense Hikaru Nakamura, de 23 años, rompió todos los pronósticos y con 9 unidades de 13 posibles ganó el certamen, considerado el primer Gran Slam de la temporada ajedrecística.
Nakamura comenzó muy inspirado el torneo y este espectacular arranque le permitió resistir la presión que le impusieron Anand, Carslen, Aronian y Kramnik. La última ronda prometía mucho, pues Anand sabía que un triunfo sobre Ian Nepomniachtchi y un empate de Nakamura los igualaría en la cima (y compartirían el premio en metálico). Además, Carlsen y Aronian tenían opciones; pero la paz reinó en la ciudad holandesa y ninguno de los que luchaban por la corona pudo inclinar el rey de sus contrarios.
El repunte de Carlsen no le bastó para repetir el triunfo del año pasado. Su revés ante Nepomniachtchi, cuando faltaban tres rondas, eliminó sus últimas posibilidades. Anand y Aronian volvieron a demostrar que son los jugadores más difíciles de derrotar en el mundo (aquí me gustaría incluir a Kramnik) y concluyeron invictos, aunque la gran cantidad de tablas no fue una señal positiva.
La gran sorpresa del evento quedó reflejada en el fondo de la tabla de posiciones: el ruso Alexander Grischuk, número 7 del orbe, por su ELO de 2773, jugó horriblemente y apenas logró 4,5 puntos. Peor fue la situación del español Alexei Shirov. En 2010 finalizó en la segunda posición en Wijk aan Zee. Doce meses más tarde mostró un nivel completamente diferente: última plaza, con solo una victoria y ¡siete derrotas!
Vea además:
Tabla final de posiciones en Wijk aan Zee
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