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Leinier Domínguez y el reto olímpico del ajedrez cubano

Jesús Nogueiras, un veterano que jugará su Olimpiada número 14
Jesús Nogueiras, un veterano que jugará su Olimpiada número 14

Nunca antes una selección cubana de ajedrez había presentado una nómina de jugadores con un ELO promedio tan elevado como el de los cinco hombres que intentarán hacer historia en la próxima Olimpiada Mundial del juego ciencia que se desarrollará en Dresde, Alemania.

Las comparaciones siempre resultan difíciles y tal vez sería demasiado arriesgado afirmar que este es el mejor equipo de todos los tiempos; pero al menos en la parte cuantitativa—coeficiente ELO—, los 2615 puntos de promedio constituyen una cifra récord y provocan grandes esperanzas entre aquellos que esperan una excelente actuación en territorio europeo.

El número uno del país y 21 del planeta, Leinier Domínguez, con 2719 unidades de ELO, liderará a la selección. Desde hace tres años es por mucho el mejor jugador cubano y en suelo alemán tendrá una excelente oportunidad de chocar contra varias de las estrellas del universo ajedrecístico.

En los días previos a la Olimpiada, Leinier intervendrá en el Campeonato Mundial de partidas rápidas y ya está confirmada su invitación para jugar en el torneo Corus Wijk aan Zee, en enero de 2009, considerado el segundo de mayor fuerza del mundo.

Esta será la quinta cita olímpica de Leinier quien debutó cuando apenas tenía 17 años, en Estambul 2000.  En total ha jugado 46 partidas, con 20 triunfos y apenas siete derrotas. Su resultado más sobresaliente llegó como primer tablero en Calviá 2004, donde acumuló 7,5 unidades de 11 posibles y su actuación resultó decisiva en el séptimo puesto logrado por Cuba.

El segundo tablero del equipo será Lázaro Bruzón. Todavía es muy temprano para determinar si realmente el tunero recuperó su antiguo nivel; pero los 30 puntos ganados en su ELO en el trimestre anterior son muy elocuentes. Bruzón, al igual que Leinier, inició sus participaciones olímpicas en 2000 y brilló en 2004.

Detrás de ellos dos jugará el actual campeón nacional, Yunieski Quesada. Su ascenso en el ranking cubano ha demorado quizás un poco más de lo que algunos esperaban; sin embargo, Quesada ha incorporado nuevos recursos tácticos y pocos dudan que hoy sea el tercer jugador del país. Con un ELO de 2580, el villaclareño ha sido suplente en las últimas dos olimpiadas, Calviá y Turín, y archiva nueve unidades en 16 partidas.

En el cuarto tablero estará un debutante olímpico: el habanero Holden Hernández. La cita de Dresde constituirá su prueba de fuego como miembro de la selección. Holden también posee 2580 puntos de ELO y por su posición no enfrentará en las primeras rondas a jugadores de gran nivel. No obstante, si el equipo asciende en la tabla general—como muchos esperan—Holden deberá demostrar que puede con ajedrecistas de más de 2500. Todo un reto para una de las figuras más promisorias del juego ciencia cubano.

El quinto miembro, considerado reserva, es el más veterano: Jesús Nogueiras quien participará en su olimpiada número 14, un récord impresionante. A sus 49 años todavía es un jugador muy seguro. Si Holden o Yunieski fallaran en algún momento, Nogueiras recibiría la responsabilidad de sacar al menos media unidad de una partida decisiva. Sus 142 encuentros en olimpiadas, con solo 21 derrotas prueban que en él se puede confiar.

CUBA EN LAS OLIMPIADAS DE AJEDREZ

Cuba tuvo su primera participación en las olimpiadas en la versión de Buenos Aires, en 1939. Aquella fue una cita histórica porque el genial José Raúl Capablanca, ya lejos de la forma que lo mantuvo diez años invicto, regresó a la tierra donde cedió la corona universal ante Alexander Alekhine y en uno de sus últimos y brillantes torneos, Capablanca ganó la medalla de oro como primer tablero, con 11,5 puntos de 16 posibles.

La actuación más memorable cumplida por Cuba ocurrió en la Olimpiada de Calviá 2004, con un magnífico séptimo puesto. Es cierto que en Novi Sad—antigua Yugoslavia—también el equipo concluyó en la séptima plaza. Sin embargo, el mundo del ajedrez de 2004 era muy diferente al de comienzos de los años noventa, porque en ese momento todavía existía la Unión Soviética. Al desintegrarse, aumentó la cantidad de naciones con una real fuerza. Por ejemplo, Rusia ganó las olimpiadas desde 1992 hasta 2002, pero luego cedió el cetro a Ucrania, en 2004, y Armenia, en 2006, las dos ex-repúblicas soviéticas.

NUEVOS TIEMPOS PARA LA OLIMPIADA

La Olimpiada de Dresde se jugará bajo un nuevo formato que ha despertado grandes polémicas en el mundo ajedrecístico: por primera vez el total de puntos obtenidos en los matches no decidirá directamente al campeón. La Federación Internacional (FIDE, por sus siglas en francés) instituyó que las selecciones ganadoras de cada match recibirán dos unidades, sin importar si el resultado fue de 2,5-1,5; 3-1 o 4-0. En los encuentros igualados a dos puntos, cada equipo acumulará una unidad; mientras los perdedores no suman. Muchos predicen que los empates en la tabla de posiciones abundarán y el torneo será más cerrado.

Estas medidas de la FIDE no benefician a los equipos más fuertes y es muy difícil determinar cómo afectará a los cubanos la novedosa reglamentación. Rusia inscribió a una selección de verdaderos “monstruos”, aunque la participación definitiva de Vladimir Kramnik está en duda. De todas formas, las 2741 unidades de promedio son suficientes para considerar a los rusos como los grandes favoritos al título.

Los cubanos intentarán regresar a los diez primeros puestos del mundo. En Calviá lograron un impensado séptimo puesto; luego retrocedieron hasta el 16 en Turín, dos años atrás. El equipo parece ahora mucho más fuerte y aunque el ajedrez es un deporte individual, en las olimpiadas es la labor colectiva la que decide. No solo Leinier Domínguez tendrá que jugar a su máximo nivel en Dresde.

Publicado en la revista digital Cubahora

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