
El béisbol de Grandes Ligas ha cruzado una nueva frontera. Juan Soto, jardinero dominicano firmó el contrato más lucrativo en la historia del deporte: 15 años y 765 millones de dólares con los New York Mets. Este acuerdo no solo pulverizó el récord anterior de Shohei Ohtani, sino que redefinió las reglas del juego en la intersección entre el deporte y los negocios.
El negocio detrás de las cifras: ¿por qué valen tanto?
Durante décadas, el béisbol ha sido una mina de oro. Los contratos se han inflado a medida que los ingresos televisivos, el mercadeo global y las ganancias por franquicias han crecido. Equipos como los Mets, Dodgers o Yankees tienen ahora recursos para ofrecer cifras impensables hace una década.
Lo que vemos con el contrato de Soto no es una excepción, sino la consolidación de una tendencia: los equipos no solo compran talento, invierten en activos deportivos que garantizan rendimiento, espectáculo y retorno económico a largo plazo.
Tres nombres, medio billón: la nueva elite
Soto, Ohtani y Vladimir Guerrero Jr. encabezan una lista exclusiva de jugadores con contratos por encima de los 500 millones de dólares. Sus edades y proyecciones los convierten en apuestas a largo plazo. Tienen la capacidad de marcar una era para sus respectivas franquicias y, por extensión, para la propia MLB.
No se trata solo de habilidad. Estos jugadores son marcas personales capaces de generar ingresos por publicidad, derechos de imagen y ventas de mercancía a nivel global. En otras palabras, sus contratos no son simplemente pagos por servicios deportivos, sino acuerdos estratégicos de negocios.
Latinos al mando: el poder del Caribe
Una característica llamativa de esta evolución financiera es la sólida presencia latina en los contratos más ricos. Además de Soto y Guerrero Jr., destacan Manny Machado, Fernando Tatis Jr., Francisco Lindor y Rafael Devers. La República Dominicana se reafirma como una potencia exportadora de talento, con una influencia que trasciende el terreno de juego.
¿Contratos largos, riesgos grandes?
La extensión de estos acuerdos (10 a 15 años) levanta cuestionamientos: ¿vale la pena comprometerse por tanto tiempo? La respuesta parece ser sí, al menos para franquicias que buscan estabilidad, imagen y una figura alrededor de la cual construir su futuro. Además, en una liga donde los contratos están garantizados, los jugadores aseguran ingresos, aunque su rendimiento decaiga.
Desde el punto de vista empresarial, es una apuesta a largo plazo en la que el marketing y la fidelización de la afición juegan un papel tan importante como los jonrones o los ponches.
El futuro: ¿quién será el próximo en romper la barrera?
Cada vez que surge una nueva megaestrella, el mercado se sacude. Juan Soto ha marcado un nuevo techo, pero como demuestran las últimas temporadas, ese techo es transitorio. El béisbol evoluciona y sus cifras también. Nuevos contratos seguirán emergiendo, empujados por la globalización del deporte y la feroz competencia entre franquicias por el talento.
En este contexto, la MLB se consolida como uno de los escenarios deportivos más rentables del mundo. Y mientras los contratos crecen, también lo hace el espectáculo… y el negocio.
10 mayores contratos en la historia de Grandes Ligas (fuente: ESPN)
- $765 millones: Juan Soto, N.Y. Mets, 2025-2039
- $700 millones: Shohei Ohtani, L.A. Dodgers, 2024-33
- $500 millones: Vladimir Guerrero Jr., Toronto Blue Jays, 2026-2039
- $426.5 millones: Mike Trout, L.A. Angels, 2019-30
- $365 millones: Mookie Betts, L.A. Dodgers, 2021-32
- $360 millones: Aaron Judge, N.Y. Yankees, 2023-31
- $350 millones: Manny Machado*, San Diego, 2023-33
- $341 millones: Francisco Lindor, N.Y. Mets, 2022-31
- $340 millones: Fernando Tatis Jr., San Diego, 2021-34
- $330 millones: Bryce Harper, Philadelphia Phillies, 2019-31