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Robots en las gradas, una triste imagen para el béisbol en tiempos de coronavirus

Para muchos es una idea divertida: al igual que sucede en casi todo el mundo, quizás con la excepción de Bielorrusia, en Taipéi de China no está permitido que haya público en los estadios. Ante esta situación, los directivos de los Monos de Rakuten decidieron colocar 500 robots en las gradas, vestidos con el uniforme de ese equipo y con carteles de apoyo a sus jugadores.

“Queremos divertirnos con esto”, dijo el gerente general de los Monos, Justin Liu. No se le puede negar la creatividad al equipo y sus directivos; pero al ver las fotos y vídeos de los maniquíes en los asientos en realidad me pasa de todo por la cabeza, menos diversión.

Por un lado, el optimismo. Después de dos postergaciones de su inicio, por causa de la pandemia del nuevo coronavirus, la liga profesional de Taipéi de China fue la primera en dar la voz de playball. Esto significa que es posible, con estrictas medidas de seguridad, recuperar poco a poco la actividad deportiva. No obstante, al mismo tiempo, me queda cada vez más claro que nada será igual que antes y que retornar a la “normalidad”, si es que regresamos a ella, tardará muchísimo más de lo esperado.

Entiendo que las ligas, de todos los deportes, están muy ansiosas por retornar a la acción. El deporte negocio necesita transmisiones televisivas y anuncios publicitarios para detener la abrupta caída en sus modelos económicos; pero ver estadios vacíos o con robots, que es exactamente lo mismo, es una imagen deprimente, porque me (nos) recuerda cuán diferente será todo.

Tal vez lo más preocupante, desde mi punto de vista, sea que es un escenario que no tiene solución a corto plazo. No importa que desde la Casa Blanca, Trump, en plena campaña de reelección, asegure a los directivos de las principales ligas profesionales de Estados Unidos que quiere al público en las gradas para septiembre-octubre. Eso solo está en su cabeza, que ya sabemos que no funciona bien. La realidad es mucho más complicada.

Sin una vacuna efectiva será muy difícil ver un estadio lleno nuevamente, porque el temor ante un posible contagio sería un precio demasiado alto a pagar por ver tan solo un juego. Entonces, para eso también sirven los robots, para recordarnos que los fanáticos no somos (no hemos sido, ni seremos) solo un asiento ocupado en las gradas.

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