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Cuba en el Clásico Mundial: seguimos con vida

Cepeda volvió a brillar en la victoria de Cuba
Cepeda volvió a brillar en la victoria de Cuba

Era un partido decisivo y prometía ser tenso, porque el que perdiera haría sus maletas de regreso a casa. El nerviosismo terminó pronto en el Tokio Dome, ya que desde el primer inning Cuba tomó ventaja en el marcador. La ofensiva esta vez fue tan productiva que logró 14 carreras, con las que la selección nacional derrotó por KO a Taipéi de China y mantuvo sus esperanzas de avanzar a la semifinal del III Clásico Mundial.

El mejor bateador en la historia de los Clásicos, Frederich Cepeda, abrió el marcador en el cierre del primer capítulo, con un largo jonrón por el jardín derecho, frente a Chinh-Lung Lo. Esta rápida ventaja calmó al abridor Danny Betancourt; aunque en las dos entradas siguientes los bateadores cubanos poco pudieron hacer ante Lo, por lo que el juego seguía cerrado, 2-0.

En el cuarto finalmente despertó la ofensiva. Cepeda recibió base por bolas y, a continuación, el director Víctor Mesa volvió a intentar el toque de sacrificio con un jugador de fuerza, como José Dariel Abreu. La estrategia funcionó, porque el lanzador de Taipéi cometió un error en tiro a la primera base. Con dos corredores en circulación, Alfredo Despaigne conectó imparable al central que trajo la tercera carrera.

Luego, Yasmani Tomás aprovechó una recta de Lo y disparó un jonrón de línea por el jardín izquierdo. Esta conexión produjo tres carreras y sacó a Taipéi por completo del juego. Ahí terminaron los esfuerzos de los asiáticos. El resto fue fácil para un equipo que volvió a lucir muy ajustado al bate.

La fiesta ofensiva continuó en el sexto. Por el montículo del estadio japonés pasaron, en ese inning, tres relevistas de Taipéi y ninguno pudo contener a los cubanos. Después del ponche a Tomás, Frank Camilo Morejón—quien jugó como regular, en sustitución de Eriel Sánchez—y Erisbel Arruebarruena conectaron imparables al izquierdo. El pelotazo a Guillermo Heredia llenó las bases y la escena quedó lista para los grandes batazos.

Primero vino el jit de Yuliesky Gourriel al central. Las bases siguieron llenas, pero no por mucho tiempo, ya que José Miguel Fernández trajo a los tres corredores, con un doble al jardín derecho. El KO estaba en el ambiente. Ironías del béisbol: un equipo que estuvo a solo un out de derrotar a Japón, un día antes, ahora enfrentaba el peor escenario posible.

Cepeda profundizó la crisis de los asiáticos, con otro doble que puso el marcador 11 por 0. La paliza no había terminado todavía. Abreu atrapó una recta al medio y su batazo recorrió más de 400 pies por el jardín central. Un minuto más tarde, Despaigne también llevó la pelota más allá de las cercas del jardín izquierdo.

La ofensiva cubana—poco efectiva en el duelo ante Holanda—logró 14 carreras y 12 indiscutibles, por lo que se ratificó como la mejor del Clásico. Individualmente, Cepeda fue el más destacado, de 3-2, con tres carreras anotadas y tres impulsadas; mientras, Abreu y Despaigne terminaron de 4-2.

En el montículo brilló Danny Betancourt. Probablemente nadie haya imaginado que el santiaguero se convertiría en el pitcher más efectivo del equipo cubano en el Clásico. Frente a Taipéi volvió a trabajar sin problemas y su dominio puede apreciarse en las estadísticas: seis entradas, sin permitir carreras, tres ponches y dos bases por bolas.

Ahora Cuba esperará por el resultado del partido entre Japón y Holanda. El perdedor de ese desafío será su próximo rival. ¿Habrá revancha ante los europeos? ¿Volveremos a chocar contra los “samuráis”?

Publicado en Cubahora.

 

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