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Nadal, líder de una “armada invencible” del tenis

Golpeó con su raqueta por última vez a la pelota y el efecto fue tan grande que esta siguió una trayectoria curva, hasta tocar la superficie, dentro de la línea de juego. Era el punto que marcaba el final del sueño argentino de levantar, por primera vez, la Copa Davis. Desde el piso, el español Rafael Nadal, con los brazos en alto, esperó el abrazo de sus compañeros de equipo. Todos ellos festejaron la consolidación de España como la selección más completa del universo tenístico.

La Copa Davis ha sido fuertemente criticada en los últimos tiempos por varios jugadores, entre ellos Nadal. El formato de la competición no complace a los atletas, porque el evento “alarga todavía más la temporada” y no resulta extraño que las principales figuras del tenis opten por no participar en determinados matches.

Varias han sido las propuestas para cambiar la estructura—una de las más citadas es efectuar la Copa cada dos años—; sin embargo, los directivos de la Federación internacional (ITF) han decidido mantener inalterado el calendario, al menos por ahora.

En este necesario, de no mucho apoyo para la Copa Davis, Argentina y España lograron avanzar a la final. Para los españoles era su tercera presencia en los últimos cuatro años; mientras los argentinos trataban de borrar la mala imagen que dejaron en 2008, ante su público, en Mar del Plata. En aquella ocasión los sudamericanos eran favoritos, porque sus rivales no contaban con Nadal; pero después del éxito inicial de David Nalbandian vino un desplome total y los europeos ganaron los siguientes tres encuentros.

El duelo entre dos de las principales potencias tenísticas del mundo levantó mucha expectativa en España. La sede del match, el estadio “La Cartuja”, en Sevilla, recibió una remodelación que amplió a más de 27 mil asientos la capacidad de la instalación. Los españoles querían imponer un récord mundial en asistencia de fanáticos a un partido de tenis; aunque esas aspiraciones pasaban, sobre todo, por la actuación de los atletas.

Esta vez Nadal “sí estaba disponible”; pero su condición física despertaba no pocas dudas. El segundo hombre era David Ferrer, uno de los jugadores que más ha subido su nivel en 2011. Por tanto, aunque los argentinos presentaron a sus principales figuras (Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco, David Nalbandian), pocos se atrevieron a escoger a los visitantes como favoritos.

La primera fecha de la final fue descorazonadora para los argentinos. Nadal acabó muy rápido con su amigo Mónaco, en tres fáciles sets y luego saltaron a la cancha Ferrer y Del Potro. Este prometía ser un partido más reñido y el espigado tenista, de 1,98 metros, sabía que un revés inclinaría la serie por completo a favor de los ibéricos. Del Potro jugó mucho mejor hasta el tercer set; pero a partir de allí perdió el rumbo y en el quinto descendió tanto que Ferrer consiguió una ventaja decisiva de 5 a 1. Con el marcador 2 a 0, los españoles ya se veían campeones.

En la segunda jornada casi todos esperaban ver la coronación de España; sin embargo, la fiesta tuvo que esperar, porque el veterano David Nalbandian unió esfuerzos con Eduardo Schwank y juntos aplastaron en tres sets a la dupla conformada por Verdasco y López. La ruidosa afición argentina que viajó hasta Sevilla para apoyar a los suyos tenía de nuevo razones para soñar una remontada.

Del Potro fue el encargado de frenar las aspiraciones de “Rafa”. Desde su triunfo en el Abierto de Estados Unidos, en 2009, Del Potro es considerado un ídolo deportivo en su país; pero en las finales de Copa Davis no ha mostrado liderazgo. Esa imagen estuvo cerca de cambiar, porque inició el desafío de una forma tan impetuosa que venció al español por 6 a 1.

El contundente revés despertó a Nadal. Sus golpes comenzaron a tener más efectividad, buscó y encontró más las líneas y sus tiros ganadores se multiplicaron. Triunfó en el segundo set y en arrasó en el tercero, por 6-1. En el cuarto hubo un cambio de roles y Del Potro tomó la iniciativa. Con el 5 a 3 a su favor en la pizarra, el árbitro ya no sabía qué hacer para acallar a los fanáticos argentinos. “La Cartuja” parecía un campo de fútbol, con gritos, pitos y tambores por todas partes.

Ante la adversidad, Nadal sacó fuerzas del cansancio y empató. Al igual que había sucedido dos días atrás, Del Potro no supo concretar la ventaja. Lo peor para el sudamericano ocurrió en el tie-break, donde ni siquiera consiguió un punto. De esta manera se concretó otra “tragedia” gaucha en la Copa Davis, ya que el equipo ha perdido las cuatro finales jugadas (1981, 2006, 2008 y 2011).

Los españoles se reafirmaron como la mejor selección de la última década. Antes de 2000 nunca habían obtenido una Copa y a partir de esa fecha han levantado la “ensaladera de plata” en cinco oportunidades. El primer éxito llegó en 2000, ante Australia, en Barcelona; luego, en 2004, triunfaron sobre Estados Unidos, en Sevilla. Vino la publicitada victoria frente a los argentinos, en 2008, en Mar del Plata y en 2009 no tuvieron problemas para barrer por 5 a 0 a la República Checa, en el Palau Saint Jordi, de la Ciudad Condal.

Nadal ha estado presente en cuatro de las cinco coronas. Inició su camino en 2004 y después de siete años muestra un récord impresionante: 19 éxitos y una sola derrota. Con él, los españoles lucen como una “armada invencible”.

¿Cambiará la estructura de la Copa Davis? Probablemente, aunque esa modificación no se vislumbra a corto plazo. Ni el premio al campeón—un millón de euros—, ni los puntos otorgados para el ranking mundial parecen argumentos que sostengan la continuidad anual de un evento que se disputa desde 1900 y que, en 2012, celebrará su final número 100.

Publicado en Cubasí

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