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El partido más esperado del año

Cafú jugó tres veces por la Copa, ahora un español o holandés la levantará por primera vez
Cafú jugó tres veces por la Copa, ahora un español o holandés la levantará por primera vez

Es el partido más importante que se juega en el mundo. Un desafío seguido por miles de millones de personas de todos los continentes. Un encuentro que desata más pasiones que ningún otro. Un juego en el que más de 200 países desearían estar; pero solo dos, los elegidos, tienen la posibilidad de disputar. No importa qué suceda después, el vencedor inscribe, para siempre, su nombre en los libros donde se guardan las vidas de los campeones mundiales de fútbol que pasan a ser Leyendas del más universal de los deportes.

La primera final de la historia involucró a Uruguay y Argentina, dos países vecinos que han mantenido una extraordinaria rivalidad. Los uruguayos habían conquistado el título olímpico en 1924 y 1928; además, eran la sede, por lo que fueron considerados favoritos. El 30 de julio de 1930 los dos onces saltaron a la cancha del muy joven Estadio Centenario, frente a más de 60 mil espectadores; aunque antes del pitazo inicial hubo una seria polémica, nada menos que por el balón que se utilizaría en el encuentro. Los uruguayos pedían que fuera uno con menos aire, por tanto de un menor bote y más favorable a su juego; mientras, los argentinos exigían una pelota diferente, que tuviera más aire.

Este debate no existiría en la actualidad, pues la Federación internacional establece un único balón; pero era 1930 y ninguno de los dos rivales quería ceder. Entonces, apareció una solución “salomónica”: se jugaría cada mitad con un balón distinto.

No se sabe si habrá sido la casualidad o si realmente la cantidad de aire en la pelota influyó en la calidad del juego. Lo cierto es que en la primera parte, cuando se utilizó el balón seleccionado por los argentinos, estos terminaron delante por 2 a 1. Luego, en la segunda mitad, al emplearse la pelota elegida por los uruguayos, los doble titulares olímpicos marcaron 3 goles que decidieron el partido a su favor y pudieron levantar, por primera vez, la Copa llamada “Victoria”, que años más tarde sería conocida como Copa “Jules Rimet”.
En 1934 se vivió una situación muy curiosa y que nunca más se ha repetido: el jugador Luis Monti disputó su segunda final consecutiva. ¿Qué tiene de interesante esto, ya que varios lo han logrado? En realidad sí fue un hecho inédito porque Monti jugó en 1930 para Argentina y, cuatro años más tarde, vistió la camiseta italiana y se proclamó campeón mundial con los azurris.

Cuando se pronuncia la expresión “Maracanazo”, todos los seguidores del fútbol inmediatamente la asocian con el partido más triste jugado por el equipo más famoso del planeta: Brasil. La tarde del 16 de julio de 1950 es muy recordada por los uruguayos y una fecha que los millones de fanáticos brasileños quisieran olvidar. Todo parecía listo para festejar la corona brasileña en el imponente Maracaná de Río de Janeiro; sin embargo, los charrúas sacaron el extra y lograron dos goles que silenciaron a las casi 200 mil personas que asistieron a presenciar el “seguro triunfo de su selección”. Después del pitazo final, comenzó el desfile y pocos se quedaron para presenciar la ceremonia de premiación. La entrega de la “Jules Rimet” fue rara, tal vez la más extraña de todos los tiempos, porque no asistió ningún organizador brasileño y la Copa se la autoentregó el capitán uruguayo Obdulio Varela.

En la final del torneo de 1954 se vivió una de las grandes sorpresas del fútbol. Si cuatro años antes, Uruguay silenció a Brasil, en el 54 nadie esperaba que los alemanes, que estaban en el inicio de un prolongado proceso de recuperación económica, después de la Segunda Guerra Mundial, triunfaran en la Copa celebrada en Suiza.

Los teutones mostraron una gran combatividad, olvidaron la goleada de 8 a 3 que les propinaron los húngaros y a la hora de la verdad, en la final, triunfaron sobre los magiares por 3 a 2. En la formación regular germana alinearon los hermanos Fritz y Ottmar Walter. Esta fue la primera ocasión en la historia que dos hermanos alcanzaron el título del orbe, un hecho que solo se ha repetido una vez: ocurrió en 1966, cuando los hermanos Charlton, Jacky y Bobby, ayudaron a Inglaterra a conquistar su única corona.

Las polémicas casi nunca han faltado en los encuentros decisivos; pero de seguro pocas pueden compararse con la de 1978. En el estadio Monumental, Argentina y Holanda discutían el título y todo parecía estar listo para el arranque; sin embargo, el argentino Daniel Pasarella le exigió al árbitro principal, el italiano Sergio Gonella, que no le permitiera alinear al holandés William VanDe Kerkhof porque este tenía una escayola en su mano derecha.

Los visitantes protestaron airadamente e incluso amenazaron con retirarse si se aceptaba la exigencia gaucha. Entonces, el juez adoptó otra solución salomónica: Vande Kerkhof se colocó una venda de color carne sobre la escayola y así se resolvió el problema. El partido comenzó con algunos minutos de retraso; aunque los fanáticos salieron felices del Monumental porque los dos goles de Mario Kempes le dieron el título a Argentina.

Después de más de cuatro décadas sin lograr una corona, los especialistas y seguidores del fútbol italiano estaban desesperados por ver un nuevo éxito de los azurris. Antes del Mundial de España, en 1982, la prensa italiana fue muy dura con el equipo, entrenado por Enzo Bearzot. En respuesta a esta tirantez, los jugadores decidieron no ofrecer declaraciones a los medios de comunicación. Las cosas se complicaron aún más cuando los italianos apenas empataron sus tres partidos eliminatorios frente a Perú, Camerún y Polonia. Pocos pensaban que los azurris podrían salir victoriosos de la segunda fase, en la que enfrentarían a selecciones tan poderosas como Argentina y Brasil.

Sin embargo, el talento ofensivo de Paolo Rossi influyó notablemente y los italianos pasaron por encima de argentinos, brasileños y polacos. Ya en la final los esperó Alemania Federal. El encuentro se mantuvo 0 a 0 durante una gran parte de la primera mitad; pero una falta grave en el área colocó en el punto penal al azurri Antonio Cabrini quien erró el disparo y así entró en los libros de récords, pues nunca antes en un partido por el título un jugador había fallado un penal. No obstante, la pifia no tuvo un gran impacto en el resultado del desafío, porque los azurris marcaron en tres ocasiones en el segundo tiempo. Uno de esos goles fue de Paolo Rossi, por lo que se consolidó como el líder anotador del Mundial de 1982.

El regreso de las citas mundialistas a territorio mexicano ocurrió en 1986 y la primera selección en arribar fue la de Argentina, comandada por Carlos Salvador Bilardo. El apresuramiento por instalarse en México llamó la atención de los medios de comunicación y en una entrevista le preguntaron al técnico las razones para el temprano viaje. Las palabras de Bilardo fueron estas: “Somos los primeros en llegar porque queremos ser los últimos en irnos». Y tuvo razón el técnico, pues los argentinos, liderados por Diego Armando Maradona, en el mejor momento de su carrera, ganaron convincentemente el Mundial.

Las cosas no le funcionaron bien a Argentina en su segunda final consecutiva ante Alemania, en la cita organizada por Italia, en 1990. Los gauchos no pudieron marcar ni un gol y se convirtieron en el primer equipo que en la discusión del título dejó en cero su casilla de goles. Luego ni Italia, Brasil o Alemania pudieron anotar en Copas posteriores; pero Argentina, en 1990, fue el primero; además, la selección albiceleste también impuso otro récord, ya que dos futbolistas suyos fueron expulsados en el mismo desafío.

En la historia el brasileño Edson Arantes do Nascimento, o simplemente Pelé, es el futbolista que más coronas mundiales ha obtenido, con 3. El Rey Pelé formó parte de las selecciones que triunfaron en las citas de 1958, 1962 y 1970; sin embargo, Pelé no disputó la final de 1962, en Chile, ya que una lesión lo alejó del once regular desde el segundo partido.

Entonces, el brasileño Marcos Evangelista de Moraes, más conocido como Cafú, posee la marca de más partidos finales disputados. El defensor intervino en las disputas por la corona de 1994, en la que Brasil venció en los penales a Italia; luego, en 1998, Francia goleó a los sudamericanos por 3 a 0. Por último, en 2002, Cafú, ya convertido en capitán, levantó la Copa FIFA después que su país venció a Alemania 2 goles a 0. La “canarinha” alcanzó de esta forma su tan esperado pentacampeonato y se consolidó como el equipo más exitoso de todos los tiempos.

Publicado en Habana Radio

2 comentarios

    • micolumnadeportiva

      Saludos, yo también voy por España, no solo por la cercanía que podamos sentir con ese país, sino porque me parece un mejor equipo que Holanda y a pesar del fanatismo de algunos medio ibérico, creo que aunque los españoles no han mostrado la misma contundencia que en la Euro 2008, sí merecen estar en la final y ganarla

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