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Curiosidades detrás de un balón de fútbol

Ronaldo...muy admirado en Francia 1998
Ronaldo...muy admirado en Francia 1998

Las Copas Mundiales de fútbol ya tienen ocho décadas de existencia y en este largo tiempo han ocurrido muchísimos hechos interesantes, más allá de goles y triunfos de brasileños, italianos, alemanes o argentinos.

La primera versión de la Copa Mundial de fútbol se efectuó en 1930, en Uruguay, y los organizadores tenían previsto que todos los partidos se desarrollaran en un único estadio, que se construiría especialmente para el evento. Sin embargo, las condiciones meteorológicas por poco echan a perder esos planes, pues los torrenciales aguaceros que cayeron durante un largo período sobre Montevideo impidieron que la construcción del estadio, llamado “Centenario”, terminara en tiempo.

Ante este serio problema, los uruguayos tuvieron que recurrir a otras instalaciones más pequeñas. Por suerte las lluvias cesaron y al sexto día se pudo finalmente inaugurar el “Centenario”, donde de seguro los más de 93 mil fanáticos que asistieron al encuentro por el título salieron complacidos, pues Uruguay venció a Argentina, por 4 goles a 2 y entró a los libros como el primer campeón mundial de la historia.
Si en Uruguay hubo lluvias, las cosas fueron peores para sus vecinos de Chile. En 1956 la Asociación de fútbol de ese país solicitó y recibió la sede de la octava Copa Mundial; sin embargo, en 1960, dos años antes del pitazo inicial, un fortísimo terremoto que provocó más de 50 mil muertes y cerca de 2 millones de damnificados puso en peligro la organización del Mundial. No obstante, el fuerte trabajo de los chilenos se combinó con la ayuda internacional y pudieron prepararse otras sedes que posibilitaron el desarrollo de la Copa, ganada por Brasil.

La violencia también ha estado presente en los Mundiales y quizás uno de los ejemplos más recordados sea la “Batalla de Santiago”, un desafío que tuvo poco de fútbol y sí mucho de boxeo, protagonizado por Italia y Chile, en la Copa de 1962.

La prensa italiana había sido muy crítica con la situación socioeconómica chilena, especialmente de su capital y un reportaje titulado “Santiago, el confín del mundo”, fue republicado en un periódico nacional y caldeó los ánimos en la sede. Para complicar más el asunto, el calendario ubicó a chilenos e italianos en el mismo grupo eliminatorio.

El partido entre ambas selecciones se esperaba con mucha expectación. Los jugadores italianos, cuando entraron al estadio, lanzaron claveles blancos al público, en clara señal de paz; pero el gesto no fue bien recibido por los fanáticos quienes no aceptaron las flores y las devolvieron al terreno, en medio de una enorme rechifla. Lo que vendría después sería un desastre, uno de los más grandes en las Copas.

Apenas a los siete minutos, el delantero europeo Giorgio Ferrini golpeó a un defensor chileno y el árbitro inglés Ken Aston lo expulsó de inmediato. Ahí no terminaron los problemas porque Ferrini se negó a abandonar el terreno y tuvieron que intervenir los policías quienes arrestaron al iracundo jugador italiano. Esta fue la única forma de sacarlo de la cancha.

Más adelante hubo otros encontronazos que el juez Aston se hizo de la vista gorda, porque los jugadores intercambiaron jabs, rectos de izquierda y derecha, como en una pelea de boxeo y para completar el desagradable espectáculo, también aparecieron las patadas. Al final ganó Chile 2 a 0 y esta “batalla” es recordada como uno de los partidos más violentos en la historia del fútbol.

Ocho años después, en 1970, en el Mundial de Ciudad México, no se produjo ni una sola expulsión. La única vez que esto ha sucedido en las décadas de Copas y estuvo muy a tono con la calidad futbolística de ese torneo, considerado por especialistas y fanáticos como uno de los mejores de todos los tiempos.

En los Mundiales también se han vivido historias menos dramáticas y un tanto más divertidas. Por ejemplo, en Francia 1998, la gran sensación era el delantero brasileño Ronaldo Luiz Nazario de Lima quien había asegurado que marcaría 13 goles y llevaría a Brasil al título. En realidad Ronaldo no pudo cumplir ninguna de esas promesas; pero sí se ganó el favor de un grupo gay francés que lo nombró el “Jugador más sexy de la Copa Mundial”. Ronaldo no aceptó el premio y esto molestó, y mucho, a los directivos de una organización de homosexuales de su país.

El fútbol es pasión en los más diversos lugares del planeta, una pasión que quedó reflejada en una encuesta realizada en 1998 a los hombres británicos quienes expresaron que preferían mirar los partidos de la Copa del Mundo… antes que tener relaciones sexuales con la chica de sus sueños.

Y una de las declaraciones amorosas más originales fue la que se le ocurrió a Manú, un enamorado argentino quien frente a las cámaras de la televisión, en Saint Etienne, durante un partido del seleccionado de su país contra Inglaterra, en 1998,  enseñó una gran pancarta en la que podía leerse: Vivian, ¿te quieres casar conmigo?

Publicado en Habana Radio

Las Copas Mundiales de fútbol ya tienen ocho décadas de existencia y

en este largo tiempo han ocurrido muchísimos hechos interesantes, más

allá de goles y triunfos de brasileños, italianos, alemanes o

argentinos.

La primera versión de la Copa Mundial de fútbol se efectuó en 1930, en

Uruguay, y los organizadores tenían previsto que todos los partidos se

desarrollaran en un único estadio, que se construiría especialmente

para el evento. Sin embargo, las condiciones meteorológicas por poco

echan a perder esos planes, pues los torrenciales aguaceros que

cayeron durante un largo período sobre Montevideo impidieron que la

construcción del estadio, llamado “Centenario”, terminara en tiempo.

Ante este serio problema, los uruguayos tuvieron que recurrir a otras

instalaciones más pequeñas. Por suerte las lluvias cesaron y al sexto

día se pudo finalmente inaugurar el “Centenario”, donde de seguro los

más de 93 mil fanáticos que asistieron al encuentro por el título

salieron complacidos, pues Uruguay venció a Argentina, por 4 goles a 2

y entró a los libros como el primer campeón mundial de la historia.

Si en Uruguay hubo lluvias, las cosas fueron peores para sus vecinos

de Chile. En 1956 la Asociación de fútbol de ese país solicitó y

recibió la sede de la octava Copa Mundial; sin embargo, en 1960, dos

años antes del pitazo inicial, un fortísimo terremoto que provocó más

de 50 mil muertes y cerca de 2 millones de damnificados puso en

peligro la organización del Mundial. No obstante, el fuerte trabajo de

los chilenos se combinó con la ayuda internacional y pudieron

prepararse otras sedes que posibilitaron el desarrollo de la Copa,

ganada por Brasil.

La violencia también ha estado presente en los Mundiales y quizás uno

de los ejemplos más recordados sea la “Batalla de Santiago”, un

desafío que tuvo poco de fútbol y sí mucho de boxeo, protagonizado por

Italia y Chile, en la Copa de 1962.

La prensa italiana había sido muy crítica con la situación

socioeconómica chilena, especialmente de su capital y un reportaje

titulado “Santiago, el confín del mundo”, fue republicado en un

periódico nacional y caldeó los ánimos en la sede. Para complicar más

el asunto, el calendario ubicó a chilenos e italianos en el mismo

grupo eliminatorio.

El partido entre ambas selecciones se esperaba con mucha expectación.

Los jugadores italianos, cuando entraron al estadio, lanzaron claveles

blancos al público, en clara señal de paz; pero el gesto no fue bien

recibido por los fanáticos quienes no aceptaron las flores y las

devolvieron al terreno, en medio de una enorme rechifla. Lo que

vendría después sería un desastre, uno de los más grandes en las

Copas.

Apenas a los siete minutos, el delantero europeo Giorgio Ferrini

golpeó a un defensor chileno y el árbitro inglés Ken Aston lo expulsó

de inmediato. Ahí no terminaron los problemas porque Ferrini se negó a

abandonar el terreno y tuvieron que intervenir los policías quienes

arrestaron al iracundo jugador italiano. Esta fue la única forma de

sacarlo de la cancha.

Más adelante hubo otros encontronazos que el juez Aston se hizo de la

vista gorda, porque los jugadores intercambiaron jabs, rectos de

izquierda y derecha, como en una pelea de boxeo y para completar el

desagradable espectáculo, también aparecieron las patadas. Al final

ganó Chile 2 a 0 y esta “batalla” es recordada como uno de los

partidos más violentos en la historia del fútbol.

Ocho años después, en 1970, en el Mundial de Ciudad México, no se

produjo ni una sola expulsión. La única vez que esto ha sucedido en

las décadas de Copas y estuvo muy a tono con la calidad futbolística

de ese torneo, considerado por especialistas y fanáticos como uno de

los mejores de todos los tiempos.

En los Mundiales también se han vivido historias menos dramáticas y un

tanto más divertidas. Por ejemplo, en Francia 1998, la gran sensación

era el delantero brasileño Ronaldo Luiz Nazario de Lima quien había

asegurado que marcaría 13 goles y llevaría a Brasil al título. En

realidad Ronaldo no pudo cumplir ninguna de esas promesas; pero sí se

ganó el favor de un grupo gay francés que lo nombró el “Jugador más

sexy de la Copa Mundial”. Ronaldo no aceptó el premio y esto molestó,

y mucho, a los directivos de una organización de homosexuales de su

país.

El fútbol es pasión en los más diversos lugares del planeta, una

pasión que quedó reflejada en una encuesta realizada en 1998 a los

hombres británicos quienes expresaron que preferían mirar los partidos

de la Copa del Mundo… antes que tener relaciones sexuales con la chica

de sus sueños.

Y una de las declaraciones amorosas más originales fue la que se le

ocurrió a Manú, un enamorado argentino quien frente a las cámaras de

la televisión, en Saint Etienne, durante un partido del seleccionado

de su país contra Inglaterra, en 1998,  enseñó una gran pancarta en la

que podía leerse: Vivian, ¿te quieres casar conmigo?

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