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La crisis económica y el movimiento olímpico

Jacques Rogge explica, pero no convence
Jacques Rogge explica, pero no convence

La grave crisis económica afecta a todos y el movimiento olímpico no ha quedado incólume: la reducción de presupuestos para los próximos eventos, en especial los Juegos de Londres 2012, el retiro de habituales patrocinadores junto a un crecimiento de los índices de despidos de trabajadores son noticias nada agradables que preocupan hoy a muchos.


El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, salió al paso a diversas especulaciones sobre problemas financieros en la organización y declaró a diversos medios de comunicación que el COI estaba “bien ubicado para capear el temporal, pero tenían que ser realistas y flexibles, y estar listos para cualquier cosa que pudiera venir”.

Dentro de “esas cosas por venir” pudiera estar un retiro de importantes patrocinadores, golpeados por la recesión económica. Los doce patrocinadores principales del COI han invertido casi 900 millones de dólares para el periodo 2008-2010, así que la retirada de varios sería devastadora.

Rogge explicó que, aunque determinados patrocinadores no habían renovado su firma—con el COI—, tal acción “no tenía nada que ver con la crisis económica. Su decisión se había tomado antes de la crisis, porque llegaron al final de su ciclo de patrocinio. La mayor parte de estas empresas han sido sustituidas por otras», aclaró el belga.

Los problemas para el movimiento olímpico continúan. Todavía no se han desvanecido los ecos de Beijing— ¿lo harán en algún momento?—y ya los organizadores de los Juegos de Invierno de 2010, en Vancouver, Canadá, presentaron un nuevo presupuesto que, de acuerdo con sus declaraciones, se ajustaba más a las condiciones económicas imperantes en el mundo.
Del otro lado del Atlántico, los londinenses anunciaron que los costos de la próxima olimpiada se triplicaron hasta los 14 mil 200 millones de dólares. Esto los obligó a realizar múltiples reducciones en sus planes iniciales. La más seria de las propuestas está relacionada con la construcción de la villa olímpica que no contará con cuatro mil 200 apartamentos, sino solo tres mil 300.

Como si esto no fuera suficiente complicación, el COI les exigió a los británicos que, a más tardar en marzo de 2009, definan cuáles serán las instalaciones que se emplearán en la cita estival. El problema radica en que todavía las sedes del bádminton, la gimnasia rítmica y el tiro no están concluidas; mientras los organizadores ya decidieron trasladar la esgrima y el voleibol a otros recintos para reducir los costos. 

En medio de este panorama nada alentador, el Comité Olímpico de Estados Unidos (COUS) anunció que reducirá en un diez por ciento sus gastos de administración—en especial los “gastos de representación”— y que despedirá a un mayor número de sus trabajadores. La crisis, según los directivos del COUS, justifica las drásticas medidas; aunque de seguro las personas desempleadas no estarán satisfechas con la argumentación, sobre todo cuando este Comité le está demandando al COI más dinero del total que se reparte por los derechos de transmisión televisiva.

Precisamente la venta de esos derechos para Estados Unidos de los Juegos de Invierno, en Socci 2014 y de verano en 2016, ha quedado pospuesta por el COI, en una decisión que no sorprendió a nadie. En los últimos tres años los ingresos por los derechos televisivos fueron los más altos recibidos por el COI, con cifras cercanas a los dos mil 500 millones dólares. 

La cadena NBC pagó dos mil 200 millones de dólares por los derechos de los Juegos de Invierno de 2010 y los de Londres 2012; pero seguramente la poderosa compañía no estaría dispuesta ahora a desembolsar tanto—aunque tuvo enormes ganancias con Beijing—por causa de la recesión de la economía norteamericana.

Lógicamente el COI prefiere esperar “tiempos mejores”—que nadie sabe cuándo ni cómo llegarán—para lanzar la subasta por los derechos de 2014 y 2016. Además, tampoco se puede olvidar que Chicago es una de las cuatro ciudades que están optando por la sede de 2016 y, aunque no es favorita, el probable apoyo del presidente electo Barack Obama pudiera ser un factor no despreciable en el resultado de la votación, que se efectuará en octubre de 2009.

Si Chicago obtuviese la sede, aumentaría notablemente el interés de las televisoras estadounidenses y, por tanto, el COI podría esperar varios millones más por los derechos.

La situación del movimiento olímpico es preocupante, quizás crítica. Para muchos el deporte es un gran negocio y como hoy nadie escapa de los efectos negativos de la crisis, ni siquiera aquellos supuestos intocables gigantes multinacionales—la llamada de “ayuda” lanzada por Ford, General Motors y Chrysler parece un chiste de mal gusto—, entonces se explica perfectamente el porqué, desde Lausana, el presidente Rogge y otros directivos intentan mostrar un panorama menos desalentador en su organización.  Sería tonto “asustar”, aún más, a los inversores.

Publicado en Cubasí

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