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Demasiada buena suerte para el Chelsea

¿Alguien esperaba ver esta celebración?
¿Alguien esperaba ver esta celebración?

No deberían haber levantado la “orejona” de la Liga de campeones de la UEFA. Ni siquiera debieron jugar el partido de fútbol más esperado del año; pero el Chelsea inglés tuvo toda la buena suerte del mundo, combinada con la ofensiva oportuna de Didier Drogba, la capacidad atlética de Peter Cech y los continuos e incomprensibles fallos del Barcelona y el Bayern Múnich. Creo que el triunfo de los “blues” solo es comparable, en cuanto a la sorpresa, con el del Oporto, en 2004.

El partido en la Alianza Arena pudo concluir por goleada; sin embargo, los locales desperdiciaron tantas oportunidades que parecía que el desafío llegaría al tiempo extra sin movimiento en el marcador. Entonces vino el gol de Muller, cuando solo faltaban 7 minutos para el final y los germanos se creyeron campeones. Algo similar le sucedió al Barcelona, en el partido de vuelta de la semifinal. Si algo debo reconocer en el club inglés es su fortaleza mental.

Durante todo el partido fueron muy inferiores y con el marcador adverso nadie esperaba una reacción. Quizás ni los propios fanáticos londinenses. Los alemanes “bajaron la guardia” y en el primer saque de esquina lanzado por el Chelsea, Drogba se levantó por encima de los defensores bávaros y acalló a la mitad del estadio. Increíble. El duelo se iba a tiempo extra.

Estoy seguro que los minutos del holandés Arjen Robben en el Bayern Múnich están contados. Primero fue el penal fallado en el partido decisivo ante el Borussia Dortmund, en la Bundesliga y ahora, en los primeros minutos del tiempo extra, el número 10 tuvo en sus botas nada menos que el quinto título en la Liga de campeones…y una bolsa de no pocos millones de euros. Su error fue monumental y probablemente nunca será olvidado.

Los ingleses lograron su propósito: llegar a los penales. Habían perdido en 2008, ante el Manchester United; pero con Cech bajo los palos, la historia prometía ser diferente y lo fue; aunque no sin susto, pues los germanos tomaron la delantera, gracias a la pifia de Juan Mata.

Cuando más lo necesitaba el club, apareció Cech y detuvo un penal y luego Bastian estrelló la pelota contra el palo. La conclusión fue la más justa posible: Drogba marcó el gol que le dio al Chelsea su primer gran título en Europa. Tal vez no exagero cuando afirmo que es un título “injusto”; aunque siempre me podrán replicar: “los títulos no se merecen, se logran”. El Chelsea no merecía la “orejona”; pero la de la temporada 2011-2012 les pertenece. El talento defensivo, la fortaleza física y mental se combinó con una tremenda suerte para desatar la alegría en la capital británica.

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