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Abreu y la elusiva triple corona

Durante la primera mitad de la 50 Serie Nacional de béisbol solo los pelotazos detuvieron la impresionante ofensiva del cienfueguero José Dariel Abreu. El fornido jugador, con más de 110 kilogramos de peso corporal y 1,91 metros de estatura, acumuló números extraordinarios que le permitieron liderar ampliamente múltiples departamentos. Parecía encaminado a convertirse en el primer pelotero en obtener una triple corona de bateo en la historia del principal evento deportivo en Cuba; sin embargo, ocurrió lo que muchos temían: una lesión.

La lista de nuevos récords ofensivos en el béisbol cubano ha crecido mucho en el último quinquenio. La utilización de una pelota “viva”, es decir, de un gran rebote y la poca fortaleza de los cuerpos de lanzadores, en la mayoría de los equipos de la Serie, contribuyeron a que aumentara el número de cuadrangulares y el promedio de bateo colectivo; pero una marca ha resistido la presencia de la Mizuno 150 y de pitchers con poca diversidad de lanzamientos: la triple corona.

Para conquistar la llamada “triple corona de bateo” un pelotero debe terminar en la primera posición en tres departamentos diferentes: promedio, cuadrangulares conectados y carreras impulsadas. En las 50 ediciones de las Series varios hombres han estado muy cerca de obtener el tan ansiado premio; pero ninguno concretó el liderato en la tercera categoría. Quizás la mayor complejidad sea el hecho de unir la fuerza, necesaria para sacar una pelota fuera del terreno, con la oportunidad de impulsar a los corredores y el tacto para encabezar a los bateadores.
En el medio siglo de las Series solo dos jugadores han concluido como líderes en promedio y en carreras empujadas, en una misma campaña: Pedro Chávez, en 1964 y Osmani Urrutia, en 2004; mientras Alfredo Despaigne, en su memorable temporada de 2010, ha sido el único en ganar el campeonato de bateo y el título de máximo jonronero.

Aunque nunca se haya logrado en las Series, en realidad tres peloteros cubanos conquistaron una triple corona. El primero de ellos fue Orestes Kindelán, en la Serie de 1987. Este es un caso muy curioso, pues el santiaguero triunfó en los tres departamentos en la zona oriental; sin embargo, en el occidente, Juan Bravo, de Industriales, tuvo un promedio ofensivo superior y Juan Carlos Millán, de La Habana, impulsó más carreras. Por tanto, no se consideró una triple corona “completa”.

Luego, en 1992, el pinareño Omar Linares acabó con los lanzadores de las selecciones que intervinieron en la Serie Selectiva y alcanzó los tres lideratos: promedio, 398; 23 cuadrangulares y 58 impulsadas. Nueve años después, en otro de los diversos eventos que han ocupado el espacio entre las Series Nacionales, la Súper Liga, el espirituano Frederich Cepeda también mereció la triple corona, gracias a sus brillantes números: promedio de 435, 7 jonrones y 20 anotaciones traídas hacia la goma. En las Grandes Ligas norteamericanas la última vez que un pelotero realizó esta hazaña ocurrió en 1967 y el protagonista fue el jardinero izquierdo de las Medias Rojas de Boston, Carl Yastrzemski.

Abreu llegó a tener una amplia ventaja sobre el resto de los jugadores en las principales categorías ofensivas. Arribó a los 23 jonrones en apenas 45 desafíos—la mitad del torneo— y parecía encaminado a dejar muy atrás el récord de 32 vuelacercas, impuesto por Despaigne. La diferencia en el promedio de “Pito”, como lo llaman, sobre sus más cercanos perseguidores superó los 50 puntos; sin embargo, la joven estrella, de solo 23 años, sufrió en silencio el embate de su principal enemigo desde que debutó en la pelota cubana: los pelotazos.

Hasta 2009 nadie había sobrepasado la barrera de los 30 pelotazos en una Serie. Otro cienfueguero, Pedro José Rodríguez Jr. y el guantanamero Vismay Santos se habían aproximado, con 28; pero “Pito” Abreu, por su forma de batear—muy encimado al home— y especialmente por el temor que inspira su enorme poder “atrajo” la atención de los lanzadores. En los últimos tres años Abreu ha recibido ¡80! pelotazos. Ni siquiera el cuerpo mejor formado puede resistir tantos golpes, sin la debida protección.

Los continuos daños terminaron por provocar una lesión en el hombro izquierdo de Abreu quien estuvo fuera de la alineación regular de Cienfuegos por casi tres semanas. En ese lapso perdió el primer puesto en las impulsadas y los cuadrangulares. Su muy esperado retorno le posibilitó recuperar algo del terreno perdido; sin embargo, no parece probable que regrese a la cima en las carreras remolcadas.

“Pito” Abreu es muy capaz de combinar el tacto, con la fuerza. Estas características también las comparten Alfredo Despaigne, Alexei Bell, Frederich Cepeda y Yuliesky Gourriel. Cualquiera de ellos podría, finalmente, terminar con la larga espera por una triple corona en la Serie Nacional; aunque una vez más ha quedado demostrado que no basta con el talento para imponer un récord; además es necesario un poco de buena suerte y de agilidad para esquivar las pelotas lanzadas que, en ocasiones, pretenden no solo intimidar al jugador.

Publicado en Cubasí

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