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Roberto Clemente, la trágica muerte de un genial pelotero

Roberto Clemente lo tenía todo: bateaba mejor que nadie y gracias a esta habilidad especial ganó cuatro títulos ofensivos en las Mayores; además, fildeaba tan bien que lo premiaron en 12 ocasiones con el Guante de Oro. Durante 18 años el número 21 de los Piratas de Pittsburgh maravilló al universo beisbolero. Poco importaron los ataques que la prensa constantemente dirigía en su contra, porque él no tenía pelos en la lengua y criticaba la discriminación que recibían los latinos en Estados Unidos.

En la noche del 31 de diciembre de 1972 Roberto decidió partir hacia Managua, la capital de Nicaragua, para llevar ayuda humanitaria a un pueblo todavía en estado de shock por un devastador terremoto que casi borró de la faz de la Tierra a esa empobrecida ciudad. El avión de Clemente nunca llegó a su destino final, porque cayó al Mar Caribe. Así terminó la vida del gran Roberto Clemente; aunque su Leyenda continuó creciendo.

Clemente comenzó a practicar deportes desde que era niño, en su natal Carolina, en Puerto Rico. En un inicio el chico prefería el atletismo y su brazo, que luego lo haría famoso en el béisbol, destacaba por las largas distancias a la que era capaz de impulsar la jabalina. También el muchacho corría; sin embargo, no pasó mucho tiempo para que la pelota terminara por acaparar todo el interés de Roberto.

Poco a poco su nombre fue conociéndose en la pelota amateur y más tarde con el club profesional de Los Cangrejeros de Santurce. No hubo que esperar un largo período para que sus habilidades naturales convencieran a los directivos de los Piratas de Pittsburgh, de las Grandes Ligas norteamericanas. Ellos le ofrecieron un contrato de solo 4000 mil dólares y hacia la ciudad del acero marchó el joven Clemente.

Jugar para los Piratas probablemente no fue el sueño de Roberto, pues este era un equipo mediocre de la Liga Nacional, que acumuló amplios récords negativos durante la primera parte de la década del cincuenta; sin embargo, la llegada de Clemente cambiaría por completo el rostro de la franquicia.
En los primeros cinco años en las Mayores quizás algunos se decepcionaron con el boricua, pues solo en una ocasión terminó con un promedio por encima de 300; pero lo que tal vez no todos comprendieran en ese momento era que Clemente necesitaba tiempo para adaptarse. Una vez que lo hizo, los jits se multiplicaron y Roberto llevó a los Piratas a la Serie Mundial de 1960.

Ese año Pittsburgh ganó la Liga Nacional, mientras el equipo con más coronas en la historia de las Mayores, los Yankees de Nueva York, representaron a la Liga Americana. Aquella Serie fue reñidísima; pero al final los Piratas ganaron el campeonato, al obtener una espectacular victoria en el séptimo y decisivo partido.

El gran líder del equipo fue Clemente, porque bateó al menos un imparable en todos los encuentros y concluyó con promedio de 300; aunque no pudo conectar un cuadrangular. Todavía sus mejores momentos ofensivos estaban por llegar; pero ya desde el título de 1960 todos aplaudían la enorme capacidad de Clemente en el jardín derecho. El boricua era capaz de llegar a los batazos más complicados  y especialmente sabía tirar con fuerza y precisión a las bases. En total ganó 12 “Guantes de Oro”, el premio que se entrega al final de la temporada a los mejores defensores de cada posición.

La segunda participación de Clemente en la Serie Mundial de las Grandes Ligas fue espectacular. En 1971, nueve años después del triunfo sobre los Yankees, los Piratas de Pittsburgh regresaron a la discusión del título, esta vez frente a los Orioles de Baltimore.

En esa época ya Roberto Clemente era el principal bateador de los Piratas. A sus múltiples premios como “Guante de Oro” había agregado cuatro coronas de bateo y los lanzadores de los Orioles se cuidaron mucho del boricua en la Serie; sin embargo, de poco sirvió porque Clemente acabó con los pitchers y sus dos cuadrangulares y promedio de 414 fueron fundamentales para que los Piratas derrotaran a Baltimore en siete peleados partidos. Luego del último out los directivos de las Grandes Ligas determinaron, unánimemente, que Roberto Clemente merecía la condición de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1971.

Un año después del segundo triunfo con los Piratas, Clemente quiso probar una nueva faceta en su vida: la de director. En noviembre de 1972 se celebró en Nicaragua la vigésima edición del Campeonato Mundial de béisbol amateur. Ya la temporada de las Grandes Ligas había concluido, así que Clemente no tuvo problemas con los Piratas para dirigir a la selección de Puerto Rico en el campeonato.

El liderazgo de Roberto Clemente se hizo sentir en Nicaragua y Puerto Rico tuvo una buena actuación en el torneo, pues en quince desafíos los boricuas ganaron nueve; aunque quedaron en la quinta posición. En la historia del béisbol cubano quedó bien guardado aquel Mundial de 1972, porque el cuadrangular de Agustín Marquetti, en la discusión del título, frente a Estados Unidos, dejó tendido en el terreno a los norteamericanos y le permitió a Cuba retener la corona mundial.

La victoria cubana se concretó el 3 de diciembre. Tres semanas más tarde, el mundo conoció los efectos del devastador terremoto que destruyó el centro de Managua y provocó la muerte de 10 mil personas. La ciudad que tanto había impresionado a Roberto Clemente quedó prácticamente borrada de la faz de la Tierra. Al conocer la noticia, el boricua de inmediato encabezó una campaña pública para recoger fondos, destinados a los damnificados en Managua.

Su presencia fue importante y en poco tiempo el total recaudado en Puerto Rico alcanzó los 150 mil dólares y varias toneladas de suministros. El propio Clemente quiso llevar esa ayuda; aunque su familia le pedía que se quedara en casa, porque el estado del tiempo no era el mejor. Clemente no escuchó los consejos y abordó el avión DC7.

Roberto Clemente nunca llegó a su destino final. A las 9 y 23 de la noche del último día de diciembre de 1972, el avión en que viajaba la estrella boricua cayó al mar, por causa del sobrepeso. Los equipos de rescate trabajaron durante algún tiempo, pero solo pudieron devolverle a Cristina Zabala, la mujer de Roberto, el maletín de mano que apenas unas horas antes ella le había preparado a su esposo.

La trágica muerte de Roberto Clemente conmocionó a todo el universo beisbolero. Hasta los que nunca se cansaron de criticar las posiciones del pelotero en contra de la discriminación que recibían los latinoamericanos en Estados Unidos, tuvieron que reconocer la grandeza de un hombre que en 18 temporadas conectó 3000 imparables y 250 cuadrangulares.

En 1973, con la aprobación del Comisionado de las Grandes Ligas, Roberto Clemente fue exaltado al Salón de la Fama, en Cooperstown y de esta manera se convirtió en el primer pelotero latinoamericano en recibir un espacio en el llamado “templo de los inmortales del béisbol”.

El mismo día de su entrada al Salón, las Mayores decidieron instituir el “Premio Roberto Clemente” que se otorga cada año al pelotero que realiza más labores destacadas en el deporte y en la comunidad. Los puertorriqueños eligieron a Roberto como su atleta del siglo XX y casi cuatro décadas después de su desaparición en las aguas del Mar Caribe, el recuerdo de Roberto Clemente continúa vivo, entre aquellos de más edad que tuvieron la oportunidad de verlo jugar y también entre los que crecieron escuchando las historias sobre esta enorme Leyenda de la pelota.

13 comentarios

  • Cubano-Americano

    Miguel..Roberto Clemente es la figura mas prominente de lso boricuas..pueblo al cual quiero tanto como a Cuba por su parecido y su pueblo..yo vivo parte del ano alla en vacaciones y me siento muy identificado con la historia de Clemente solo falto decir que ayudo a muchas comunidades pobres en PR y en Dominican Rep donde tambien es muy popular..Gracias por tu homenaje a este irrepetible leader…Thanks…

    • micolumnadeportiva

      Clemente fue una de las figuras más importantes del béisbol, aunque creo que no se habla lo suficiente sobre su vida, por eso me pareció interesante investigar un poco más sobre este genial pelotero. Gran parte de este artículo forma parte de un programa radial que escribo y conduzco y que sale al aire todos los domingos en la emisora Habana Radio (se puede escuchar online)

  • felix obando

    Al leer la historia de clemente me destroza el corazon lamentablemente mi paiz no le da el merito se merece jcl aemente a pesar que hiva a nicaraguae

    • Saludos Félix y gracias por comentar en mi blog. Realmente la historia de Clemente es muy triste y todos los latinoamericanos deberían recordar, con admiración, a este gran ser humano; aunque, lamentablemente, como señala en su comentario, no siempre es así y suele ser olvidado

  • Freddy Zambrano Rojas

    Roberto Clemente representaba al pelotero y gentilicio latino grande dentro y fuera del campo tuve el privilegio de verlo jugar en mi paìs Venezuela en una serie de peloteros criollos entre Puerto Rico y Venezuela en 1967 ,todo un espectaculo su nùmero 21 quedarà en la inmortalidad,en la serie mundial del 71 demostrò su calidad al obtener el màs valioso,ojalà en esta època viniera otro Roberto Clemente (como persona)orgullo boricua…………siempre lo recordaremos

    • Saludos Freddy! Sin dudas ud. fue afortunado al presenciar en vivo un partido del gran Clemente. Concuerdo con ud. en que esta época necesita no uno, sino varios Clemente, no solo por la brillantez en el terreno deportivo sino, especialmente, por la actitud ante la vida, ya lejos de los estadios.

  • Rommel Aguilar

    Soy de Nicaragua y naci en el 78, pero desde que conoci de la historia de Roberto Clemente (asi se llamaba el estadio nacional hasta hace muy poco ) me impresionó la calidad de ser humano de este señor, no me queda la menor duda que Dios lo tiene en un lugar especial, mis respetos para su familia y al pueblo de Puerto Rico.

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