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¡VAMOS CUBA! La fiebre del Clásico apenas comienza

Muchos esperan ver estas imágenes en el II Clásico
Muchos esperan ver estas imágenes en el II Clásico

No exagero cuando escribo que toda Cuba se paralizará este domingo 8 de marzo desde las dos de la tarde. Tres años atrás, en una fría noche de marzo, pocos salieron a la calle, ilusionados con presenciar el triunfo de la selección nacional en un inolvidable partido contra Japón. No pudo ser en aquel momento; pero el ambiente que vivió el país sin dudas quedará guardado en la historia.

Ahora, con una cobertura mediática inmensa, a diferencia de la anterior versión, todo el mundo en esta Isla que respira béisbol en medio de grandes cambios en el gobierno,  tiene formado un criterio sobre el posible lugar que podría ocupar el equipo. Los más optimistas no dudan en colocarlo en la final, en el Dodger Stadium. Otros, más cautelosos, analizan números, nóminas y concluyen que la selección no podrá pasar de la segunda fase donde se enfrentaría, presumiblemente, a sus dos “Némesis”: Japón y Corea del Sur.
Ya ha expresado mis criterios en otro post (Cuba y el reto del Clásico Mundial), pero no creo pecar de demasiado optimista cuando reafirmo que Cuba tiene muy buenas oportunidades de incluirse entre los cuatro finalistas. Tal vez me equivoque—y espero que no—, pero hay una serie de condiciones que favorecen al equipo nacional por encima de sus otros rivales.

Si el torneo fuera en otro mes, tal vez en julio, entonces cambiaría mi criterio; sin embargo, son los organizadores de las Grandes Ligas quienes eligen el momento del año en que se celebra el Clásico y resulta que, en marzo, los cubanos están en óptima forma física, mientras los rivales apenas comienzan su entrenamiento de primavera y sus bateadores muestran lógicos desajustes en su mecánica. Un problema similar afrontan los lanzadores.

Además, el llamado “trabajo de equipo” también favorece a Cuba. Sus jugadores están acostumbrados a compartir el terreno en la mayoría de los eventos internacionales. Las otras selecciones apenas han entrenado durante poco más de una semana y aunque sus peloteros tienen una amplia experiencia en las Mayores, la compenetración no se logra en tan poco tiempo.

Un tercer punto: el interés. Esto tal vez no se aborde con todas las aristas posibles. Muchos invocan al “patriotismo” y me parece un error afirmar, burdamente, que los peloteros cubanos son más patriotas que los demás porque “no juegan por dinero”. ¡Por favor! Esos argumentos parecen sacados de una novela de los años setenta. Y al mismo tiempo tienen razón.

Ningún pelotero cubano diría que no está dispuesto a participar en el Clásico “si no va a ser el regular” y, lamentablemente, en Puerto Rico y República Dominicana se vivieron varios ejemplos, como los casos del lanzador Joel Piñeiro y las dudas que levantó Miguel Tejada.

El campeón del Clásico recibirá 3,4 millones de dólares. Ni uno solo de los “billetes verdes” terminará en manos cubanas por causa del bloqueo norteamericano que impide las transacciones comerciales hacia Cuba. Bien, esto también lo escribí en un anterior post (El negocio del Clásico Mundial)

Para el jugador cubano este torneo es la gran oportunidad de toparse contra los que son considerados los “mejores jugadores” del mundo. Esto ya es un aliciente que no tendrán otros quienes se verán, poco después, contra los mismos atletas en la temporada regular de las Grandes Ligas. Tampoco se puede negar que los atletas están conscientes que una buena actuación sería muy bien recibida por la millonaria afición nacional y, por tanto, ellos podrían esperar, después del fin del torneo, una mejor remuneración que les permita afrontar los problemas cotidianos de una “manera más confortable”. El primer Clásico lo demostró.

El segundo Clásico volverá a paralizar Cuba y para bien. La responsabilidad recaerá, por completo y sin el menor asomo de dudas o complejas interpretaciones, en los atletas y en el cuerpo de dirección, liderado—no sin polémicas—por Higinio Vélez.

Una vez más la pelota vuelve a unir a los cubanos alrededor de un terreno. Y aunque nadie se atreva a decirlo, en estos tiempos necesitamos al béisbol quizás como nunca antes. Por lo menos aquí entendemos bien todas las reglas y los directores, tal vez en una conferencia de prensa, puedan explicar el porqué de las sustituciones de los atletas.

Sudáfrica primero, luego México y, entonces, un complicado grupo en San Diego. Después… veremos.  ¡VAMOS CUBA!

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