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Homofobia en el deporte

Por Miguel Ernesto Gómez Masjuán (Publicado en el portal Cubasí)
Las campañas en contra del dopaje y el racismo han recibido un gran apoyo en los últimos tiempos; pero algunas personas consideran que estas importantes acciones deberían extenderse hacia otros problemas, como la homofobia, que también afectan la limpieza, credibilidad y equidad del deporte.

Los temas de diversidad cultural y sexual continúan levantando polémicas en todas las sociedades—la cubana incluida, por supuesto—, aunque ya resulta evidente el aumento en el nivel de tolerancia hacia lo diverso. El deporte no ha quedado ajeno a estos debates.

De acuerdo con la investigadora canadiense Guylaine Demers, el asunto de la homosexualidad en el deporte es claramente tabú y la homofobia golpea tanto a hombre como mujeres, sin importar su orientación sexual. El miedo y la incomprensión llevan al acoso, ansiedad y a la violencia. Comportamientos y sentimientos de este tipo crean ambientes inseguros que impiden el aprendizaje, afectan al compañerismo e hieren a los equipos, atletas y entrenadores.

En el mundo no existen leyes precisas o regulaciones que prohíban la presencia de homosexuales en cualquier modalidad; sin embargo, se conocen casos de atletas e incluso árbitros que han sido discriminados por su preferencia sexual. Además, las organizaciones deportivas evitan hablar de la participación de gays y lesbianas en sus especialidades para así no dañar, supuestamente, su imagen y tampoco buscarse problemas con los patrocinadores. Por las mismas razones, los deportistas prefieren mantener en privado sus preferencias.

No obstante, han aparecido ejemplos de mujeres y hombres quienes, para ponerle fin a los rumores, asumieron, públicamente, su condición de homosexuales.

A mediados de 2007, el ex-jugador de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés), el británico John Amaechi, se convirtió en uno de los primeros atletas de elite en reconocer, a través de un libro autobiográfico, su homosexualismo. Las declaraciones de Amaechi, quien estuvo activo durante cinco años y pasó por varios equipos de la NBA, produjeron reacciones encontradas.

La cúpula directiva de la NBA mantuvo la línea diplomática e incluso negó la participación, como invitado al Juego de las Estrellas, del otrora estelar base Tim Hardaway. El versátil jugador tuvo un momento de sinceridad frente a los micrófonos de una emisora y expresó: “usted sabe, odio a la gente homosexual, y es algo que debe ser conocido. Soy homofóbico. No me gustan y no podrían estar en el mundo ni en Estados Unidos.”

Hardaway, sin dudas aconsejado por sus representantes, luego pidió disculpas, pero estas no sonaron reales. Irónicamente, Amaechi agradeció las duras palabras de Hardaway porque, según él, esos son los verdaderos sentimientos que imperan entre los jugadores de la NBA.

La lucha contra la homofobia en el deporte se expresa de diferentes maneras. En julio de este año tendrán lugar los EuroGames, en Barcelona, España. El evento es considerado por los organizadores como una olimpiada deportiva de lesbianas, gays y transexuales y uno de los objetivos fundamentales es reivindicar la igualdad entre las personas. También se han realizado, por varios años, los llamados “Juegos Gays”; sin embargo, tanto esos juegos como los EuroGames han recibido críticas porque si el deseo es contar con un movimiento deportivo unido, sin discriminación, entonces ¿tiene sentido efectuar eventos como esos, más allá del elemento comercial? No lo parece.

Una real oposición al racismo, el dopaje, los cambios de nacionalidades y a la homofobia, devolvería la esperanza a aquellos que desean ver convertida en realidad, en un futuro cercano, la idea de un deporte más limpio. En palabras suena muy bien. Hechos. Se necesitan hechos.

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